La primera y más clara vía para demostrar la existencia de Dios se funda en el movimiento, entendido no solo como desplazamiento sino primordialmente como cambio, y se estructura como sigue:
1. Es evidente, y consta a nuestros sentidos, que hay cosas que se mueven, es decir, que cambian 2. Pues bien, todo lo que se mueve, cambia, muda o transforma es movido por otro, ya que nada se mueve más que cuando está en potencia respecto aquello para lo que se mueve. En cambio, mover requiere estar en acto, pues no es otra cosa que hacer pasar algo de la potencia al acto y esto no puede hacerlo más que lo que está en acto. 3. Pero si lo que mueve a otro es a su vez movido, es necesario que lo mueva un tercero, y a este otro. Mas no se puede seguir así indefinidamente, porque así no habría primer motor, y, en consecuencia, no habría motor alguno, pues los motores intermedios no mueven más que en virtud del movimiento que reciben del primero. Por consiguiente, es necesario llegar a un Primer motor que no sea movido por otro 4. Este Primer motor que no es movido por otro y que se constituye como el principio de movimiento de todos los demás seres es Dios 5. Luego, Dios existe. La primera y más manifiesta vía se toma del movimiento (ex parte motus).Es innegable y consta por el testimonio de los sentidos que en este mundo hay algunas cosas que se mueven. Ahora bien, todo lo que se mueve es movido por otro, ya que nada se mueve sino en cuanto está en potencia respecto a aquello para lo que se mueve, pues mover requiere estar en acto, ya que mover no es otra cosa que hacer pasar algo de la potencia al acto. Esto no puede hacerlo más que lo que está en acto; por ejemplo, lo cálido en acto, como el fuego, hace al leño, que es cálido en potencia, ser cálido en acto, y por esto lo mueve y altera. Pero no es posible que una cosa esté al mismo tiempo en acto y en potencia respecto a lo mismo, sino sólo respecto a cosas diversas, pues lo que es cálido en acto no puede ser al mismo tiempo cálido en potencia, sino frío en potencia. En consecuencia, es imposible que algo sea, bajo el mismo respecto, motor y movido, esto es, que se mueva a sí mismo. Por consiguiente, todo lo que se mueve se mueve por otro. Pero si aquello por lo que se mueve es también movido, es necesario que se mueva por otro, y éste por otro. Pero aquí no se puede proceder al infinito, porque entonces no habría un primer motor y, por consiguiente, tampoco ningún otro motor, puesto que los motores segundos no mueven sino en cuanto son movidos por el primero, como el báculo no se mueve más que siendo movido por la mano. Por tanto, es necesario llegar a un primer motor que no sea movido por nadie, y por éste todos entienden a Dios. A) Si en todas las vías interesa entender el punto de partida, quizá sea más necesario respecto a la primera. Aquí el hecho de que se parte es la experiencia del movimiento, el hecho del cambio. En el ámbito de lo corpóreo, la realidad del movimiento y del cambio es universal; es algo que se comprueba fácilmente en la experiencia. De ahí que Tomás de Aquino diga que es la vía más clara y manifiesta. Esta pone de manifiesto que en el mundo hay seres que se mueven. Este es el hecho de experiencia de que se parte; no del movimiento en cuanto tal (el fieri es ininteligible si no radica en el ser), sino del movimiento radicado en un sujeto, en un ente. Ahora bien, hay que tener presente que el movimiento de que aquí se habla es movimiento metafísico, o mejor, movimiento tomado metafísicamente. No se trata del movimiento físico, ni de ninguna manera entran a formar parte de la explicación de la vía las concepciones espacio-temporales del movimiento, que en su ámbito son más o menos acertadas para explicar el movimiento físico, pero poco o nada tienen que ver con el ser que se mueve. Por ello, no tiene sentido plantear la vía como históricamente con mucha frecuencia se ha hecho en función de que Santo Tomás partía del movimiento local, o que está ligado a la «cosmografía» de la época de Aristóteles o medieval, pues se trata de un hecho metafísico independiente de hipótesis científicas o del estado de la ciencia en un momento determinado. «Repitámoslo: la noción científica de movimiento no está aquí en juego. La existencia del movimiento es lo que cuenta; lo que la prueba requiere es una explicación de que el movimiento es, o existe. En resumen, investiga la causa; quiere explicar el por qué hay movimiento en el mundo». Por ello, Santo Tomás en el desarrollo de la prueba arguye en función de la definición metafísica de movimiento. Este es el paso de la potencia al acto, o como dice él: «acto del ente en potencia en cuanto está en potencia» o «acto del móvil en cuanto que es móvil». Recuérdese que se llama potencia a aquello que puede ser algo y no lo es todavía; y acto aquello que ya es. El acto y la potencia dividen al ente creado: todo ente finito está realmente compuesto de potencia y acto; interesa poner de manifiesto que el acto de suyo dice perfección; de por sí no implica limitación alguna. De ahí que deba considerarse que ser y ser acto es lo mismo; y el sujeto que se mueve está en acto porque es. B) Pero si el movimiento es explicado en función del paso del ser en potencia al ser en acto, la aplicación de la doctrina de la causalidad al movimiento es fácilmente explicada: todo lo que se mueve, se mueve por otro. «¿Cuál puede ser la causa de que un ser devenga progresivamente lo que puede llegar a ser, pero no es? Puesto que todavía no es lo que va a llegar a ser, el ser que cambia no puede ser la causa de su propio cambio. Decir que lo es, sería lo mismo que mantener que está dándose a sí mismo algo que no tiene. Consecuentemente, cada movimiento, o cambio, es causado por algo que ya es lo que el sujeto del movimiento está en vías de ser. Recurriendo a los términos técnicos ya definidos, diremos que nada puede ser llevado de potencia a acto, sino por algo que es en acto. Corolario inmediato de esta conclusión es que nada puede moverse a sí mismo. Cuando este imposible parece suceder, lo que realmente ocurre es que una parte de cierto ser mueve a otra parte... Empleando una vez más el mismo lenguaje técnico podemos decir que una misma cosa no puede estar en potencia y en acto en el mismo aspecto y al mismo tiempo. Nada es más evidente, pues ser ambas cosas, en acto y en potencia en el mismo aspecto sería tanto como ser y no ser en el mismo aspecto y al mismo tiempo» De modo contrario, se atenta contra el principio de no contradicción y de esa manera no se ofrece una adecuada explicación del movimiento, ya que ésta debe atenerse a la realidad y al principio de no contradicción. C) Todo lo que se mueve se mueve por otro, pero el tránsito al infinito no es posible, porque contemplando un ser que se mueve y dada la imposibilidad de que se mueva a sí mismo, es necesario que haya otro ser distinto de él que sea motor; ahora bien, si éste también se mueve, hay que seguir buscando la causa de ese movimiento. Pero no se puede llegar al infinito en una serie de cosas que sean a la vez motor y movidas (se entiende esencialmente subordinadas en el presente, como se ha visto en la introducción de las vías). ¿Qué sucedería si se supone un proceso al infinito en la serie de motores y móviles? En último término, conduciría a negar la existencia del movimiento, por cuanto «ningún movimiento actual puede tener razón de ser en una serie de motores movidos, puramente transmisores del movimiento en cuestión. Si todos los motores necesitasen ser movidos y no hay un primer motor que mueva sin ser movido, no podría existir ningún movimiento como acto del móvil. En consecuencia, debe existir un Primer Motor inmóvil, es decir que mueva sin ser movido por otro ni por sí mismo.
0 Comments
Leave a Reply. |
AUTORJADER JOSE IBARRA Archives
September 2019
Categories |