ANTONIO CRUZ SUAREZ. A DIOS POR EL ADN
La biología evolutiva se enreda frecuentemente con la teología para manifestar, por ejemplo, que un Dios inteligente no habría hecho tal o cual animal con semejantes características morfológicas o fisiológicas defectuosas. Por lo tanto, dicha especie se debería haber originado mediante evolución azarosa y sin planificación prvia. Tales flirteos temerarios con la teología se mantienen, por parte de ciertos evolucionistas, hasta el día de hoy. Por ejemplo, el biólogo evolucionista teísta, Francisco J. Ayala, miembro de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, escribe: «Si el diseño funcional manifiesta a un diseñador inteligente, ¿por qué no deberían indicar las deficiencias que el diseñador es menos que omnisciente, o menos que omnipotente? (…) Pero el diseño de los organismos tal como estos existen en la naturaleza no es ‘diseño inteligente’, impuesto por Dios como Supremo ingeniero o por los humanos; más bien, es el resultado de un proceso natural de selección, que fomenta la adaptación de los organismos a sus entornos». Es decir que, si realmente Dios hubiera diseñado con sabiduría, su diseño debería ser absolutamente perfecto según nuestros criterios humanos. Y como esto no es así, debe concluirse que Dios no ha diseñado. La primera réplica a este argumento es que no siempre aquellos órganos o funciones biológicas considerados «deficientes» lo son en realidad. Generalmente cuando se profundiza en la biología de los seres vivos se descubre toda una sofisticada complejidad. Por ejemplo, en relación al ojo humano, el mismo doctor Ayala siguiendo antiguos criterios evolucionistas afirma que el nervio óptico, al formarse dentro de la cavidad ocular, crea un punto ciego en la retina que puede considerarse un defecto en relación a otros ojos animales, como los de los calamares, que carecen de tal punto ciego. Sin embargo, hoy sabemos gracias a estudios fisiológicos posteriores, que en el ojo humano y en el de otros muchos vertebrados existe una capa especial de células alargadas en forma de embudo, llamadas células de Müller, que constituyen una segunda lente dentro del ojo, cuya misión es canalizar la luz justo a través de la capa opaca para transmitirla sin pérdida alguna allí donde se necesita. Estas células emiten las imágenes siguiendo el principio de las fibras ópticas y la luz láser. De manera que, el punto ciego, después de todo,no es tan ciego como se creía. El ojo humano no constituye en absoluto un ejemplo de órgano deficiente, sino todo lo contrario, una evidencia de alta tecnología que requiere diseño. En segundo lugar, cabe preguntarse también ¿por qué el diseño para ser real tiene que ser perfecto u óptimo? El diseño perfecto solo podría existir en un mundo perfecto. Algo así como el cielo de Platón con sus ideas que supuestamente alcanzaban la perfección en la existencia real. Sin embargo, en nuestro mundo material no existen tales diseños óptimos. Lo que hay son diseños que funcionan bien en un universo sometido a leyes físicas determinadas. Veamos el ejemplo de los automóviles que son diseñados inteligentemente por sus creadores humanos. A pesar de su evidente diseño, no es posible afirmar con propiedad que el mejor vehículo de la marca Lexus, por ejemplo, constituye un «diseño perfecto» de la ingeniería japonesa o que no resulta posible mejorarlo ni hacerlo más eficiente. Que sea un buen coche de alta gama no significa que sea perfecto. Pues bien, con los seres vivos ocurre lo mismo. El Diseño inteligente afirma que solo una inteligencia diseñadora es capaz de explicar la complejidad específica que poseen los sistemas biológicos. A pesar de ello, esta teoría científica se niega a perderse en sutilezas acerca de la naturaleza de tal inteligencia diseñadora. Mientras que desde el darwinismo, se especula y se entra en el terreno de la teología diciendo que el diseño exige un Diseñador perfeccionista que debe hacerlo todo siempre perfecto. No obstante, el Diseño inteligente se centra en la experiencia habitual de diseño, que suele estar condicionada por las necesidades de cada situación o ambiente concreto y, desde luego, nunca puede considerarse perfecta. El diseño perfecto simplemente no existe en nuestro mundo. Todo diseño conlleva objetivos enfrentados y compromisos contrapuestos. De ahí que los mejores diseños sean aquellos que satisfacen el mejor compromiso. Decirque, porque se ha encontrado un aparente defecto en un organismo, este no ha podido ser diseñado, resulta del todo injustificado ya que no conocemos los verdaderos objetivos del Diseñador. Y al desconocer tales objetivos, no es posible saber si el diseño en cuestión es defectuoso o acertado. Además, que sea posible concebir alguna mejora en un diseño no significa necesariamente que tal función o estructura no haya sido inteligentemente diseñada. Es evidente que muchos diseños biológicos pueden ser considerados desde la perspectiva humana, no ya como imperfectos, sino incluso como malignos. El veneno de algunas serpientes, el juego de las orcas lanzándose focas o pingüinos recién capturados, las hormigas que hacen esclavos, el pollo del cuclillo expulsando fuera del nido a las crías indefensas de sus auténticos propietarios, ciertas avispas de la familia de los ichneumónidos que ponen sus huevos en el cuerpo vivo de algunas orugas, etc., constituyen algunos ejemplos de la malignidad que puede caracterizar determinadas conductas animales. Tales diseños nos aproximan necesariamente al debatido problema del mal y a la dificultad de relacionar la bondad de un Dios todopoderoso con la existencia del mal en el mundo. Conviene reconocer, antes que nada, que cuando un científico utiliza el argumento del mal contra el diseño inteligente de los seres vivos, está inmediatamente abandonando la ciencia para adentrarse en las aguas de la filosofía y la teología (concretamente, la teodicea). Dicho esto, es menester señalar también que un diseño inteligente, por maligno que sea, no deja de ser un diseño. Pensemos por un momento en un arma terrible como el tristemente famoso kaláshnikov, el fusil de asalto que fue diseñado por el ruso Mijaíl Kaláshnikov, y que se está empleado para matar a miles de personas por todo el mundo. A pesar de toda la malignidad que se le quiera asignar a semejante instrumento de muerte, no deja de ser, sin embargo, un artilugio diseñado. La existencia del diseño, en sí misma, nada tiene que ver con la moralidad, la estética o la perfección que quiera concedérsele a dicho objeto. Ni tampoco la bondad o la maldad de un diseñador eliminan la realidad de sus diseños. Una cosa es determinar si una estructura ha sido diseñada inteligentemente ya que resulta compleja y específica, y otra muy diferente, valorar si un Creador sabio, bondadoso y poderoso diseñó semejante estructura de una forma u otra. Lo primero, permanece en el ámbito de aquello que la ciencia puededeterminar, mientras que lo segundo pertenece al terreno filosófico o de la teodicea. La teología filosófica ha tratado ampliamente el problema del mal en el mundo. En otras ocasiones ya nos hemos referido a este mismo asunto. Sin embargo, en líneas generales, podemos afirmar que el mal es siempre como una degradación del bien. La mentira es una degeneración de la verdad. La injusticia es ausencia de justicia. La incredulidad, una falta de fe. El odio es carencia de amor. Y, en fin, el pecado constituye el error de no haber dado en el blanco. Todos estos males son producidos por el envilecimiento del bien. De la misma manera, cuando observamos en la naturaleza esos abundantes diseños malignos, podemos preguntarnos también, ¿fueron siempre así? ¿Poseían esa misma malignidad cuando salieron de las manos del Creador? ¿O quizá fueron pensados para realizar otras funciones positivas que posteriormente han cambiado y degenerado? Un bisturí en manos de un cirujano, por ejemplo, es una eficaz herramienta para extirpar cualquier tumor maligno y sanar al enfermo. Sin embargo, en otras manos distintas puede convertirse en un instrumento de muerte. Una droga como la morfina es un analgésico clásico capaz de disminuir dolores muy agudos, pero si se usa con demasiada frecuencia genera dependencia física y psíquica capaz de conducir a la paralización del aparato respiratorio. Los gobiernos de las naciones fueron instituidos como algo bueno para administrar justicia a sus pueblos ,lamentablemente, algunos se convirtieron después en dictaduras que masacraron a sus propios ciudadanos. La lista de ejemplos podría ser muy larga. Numerosas cosas que fueron concebidas para el bien, con el transcurso de los años se tornaron peligrosas y malignas. El cristianismo considera que vivimos en un mundo caído. Toda la Escritura afirma que los buenos propósitos divinos al concebir la creación fueron alterados radicalmente. Hoy podemos constatar por doquier que aquella perversión original sigue siendo una realidad palpable. El darwinismo, por su parte, intenta explicar este mal de la naturaleza diciendo que es solo aparente y que no se le deben asignar connotaciones morales, ya que es simplemente el producto de las mutaciones al azar cribadas por la selección natural. La crueldad, el asesinato, la maldad, la lucha por la existencia o el triunfo del más apto son solo los resultados que cabe esperarde un proceso natural ciego y sin alma, como el que propone el evolucionismo materialista. No obstante, estos mecanismos naturales son incapaces de explicar la elevada complejidad específica que se observa en el mundo natural. Esta complejidad sugiere un diseño inteligente real y no solo aparente. Lo que ocurre es que tal diseño se ha corrompido y, en algunos casos, se ha vuelto maligno o dañino. Sin embargo, semejante perversión del diseño original no se explica negando el propio diseño, sino aceptándolo y enfrentándose filosóficamente al problema que plantea la teodicea, o sea, al mal del mundo. Esto solo puede hacerse desde la teología, no desde la ciencia. En este sentido resulta apropiada la famosa frase de Boecio, el filósofo cristiano del siglo VI que, adelantándose a la solución que posteriormente daría Tomás de Aquino, escribió: «Si Dios existe, ¿de dónde sale el mal?; si no existe, ¿de dónde sale el bien?». Es decir, la existencia del mal no es un argumento contra Dios, sino al contrario. Precisamente porque se da el mal, Dios existe, pues, si el mal es desorden, previamente debe haber existido el orden, cuyo autor solo puede ser Dios.
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ANTONIO CRUZ SUÁREZ. A DIOS POR EL ADN.¿Es Dios el mayor abortista? Hay muchas personas convencidas de que ciencia y religión son enemigos antagónicos e irreconciliables porque simbolizan la ancestral pugna entre el materialismo y los valores espirituales. A este grupo pertenecerían tanto las visiones ateas o materialistas contemporáneas –léase Richard Dawkins, Sam Harris, Christopher Hitchens o Daniel Dennett entre otros– como las teístas que interpretan literalmente la Escritura –sobre todo el llamado creacionismo de la Tierra reciente–. Pero también son bastantes quienes piensan que no existe contradicción entre ambas áreas del conocimiento, puesto que tratan de dimensiones diferentes de la realidad. Mientras la investigación científica busca la explicación correcta de todos los fenómenos naturales, las creencias religiosas se preocupan, más bien, del significado y propósito del universo, la vida y, sobre todo, del ser humano. En especial, de las relaciones entre el hombre y su Creador, así como de los valores morales que inspiran la vida de las personas creyentes. Se trataría, por tanto, de asuntos diferentes que no se superponen ni pueden contradecirse. Este segundo grupo sustentaría la concepción evolucionista teísta –mayoritaria en el mundo académico– que vendría representada también por algunos creyentes relevantes, tanto católicos como protestantes. En este sentido, se podría señalar al biólogo católico, Francisco José Ayala, así como al prestigioso genetista evangélico, Francis S. Collins. ¿Quiénes están en lo cierto, los que defienden el antagonismo radical o aquellos que no ven ningún conflicto entre la fe y la razón? Intentaré argumentar a favor de una tercera vía que, como en tantas ocasiones, equidista de los dos extremos. Veamos primero algunas manifestaciones interesantes al respecto. En el año 1961, el doctor Henry M. Morris, director del Instituto para la Investigación de la Creación, ubicado en San Diego (California), manifestaba lo siguiente: «(…) nos encontramos frente a una alternativa importante. Debemos aceptar ya sean las teorías corrientes de la paleontología, con una escala de tiempo inconcebiblemente inmensa para los fósiles antes de la aparición del hombre sobre la tierra, o debemos aceptar el orden de los acontecimientos conforme están establecidos con tanta claridad en la Palabra de Dios. Los dos puntos de vista no pueden ser verdaderos al mismo tiempo, como tampoco pueden serlo una antropología bíblica y una antropología evolucionista al mismo tiempo»[5]. Es decir, incompatibilidad absoluta entre las afirmaciones de la ciencia de los fósiles y el relato bíblico de Génesis. Ciencia (o interpretación de la misma) y religión serían antagónicas desde esta visión cristiana literalista. Habría, por tanto, que construir toda una cosmovisión bíblicocientífica separada de la ciencia oficial. Por su parte, el biólogo ateo, Richard dawkins, escribe: «La creación divina, sea instantánea o en forma de evolución guiada, se une a la lista de las otras teorías que hemos considerado en este capítulo. Todas muestran alguna apariencia superficial de ser alternativas al darwinismo, (…). Todas resultan, cuando se las inspecciona en detalle, no ser rivales del darwinismo, después de todo»[6]. En otras palabras, lo que el famoso divulgador afirma aquí es que la teoría darwinista de la evolución de las especies no necesita a Dios y, además, lo descarta como posibilidad real. ciencia y religión son interpretadas también como incompatibles pero desde la visión atea. Miremos ahora lo que opinan quienes no ven problemas entre ambas disciplinas. El doctor Ayala, científico evolucionista y ex-fraile dominico, afirma lo siguiente: «Los conocimientos científicos parecen contradecir la narrativa bíblica de la creación del mundo y de los primeros humanos. La astronomía describe el origen de los planetas, las estrellas y las galaxias de manera muy diferente a la narración del origen del mundo que se encuentra en el primer capítulo del Génesis. La biología nos enseña que las especies, incluyendo la humana, han evolucionado de otras especies, a través de períodos de tiempo muy amplios. (…) Por el momento, sirva citar al papa Juan Pablo II, quien afirma que la ‘Biblia nos habla del origen del universo y su creación, no para proporcionarnos un tratado científico, sino para establecer las correctas relaciones del hombre con Dios y con el universo’ y es solo con este propósito, añade el Papa, que la Biblia se expresa ‘en los términos de la cosmología conocida en los tiempos del escritor sagrado’»[7]. De manera parecida opina el médico protestante, Francis S. Collins, que fue director del Instituto nacional para la investigación del genoma humano: «Viendo de cerca los capítulos 1 y 2 del libro del Génesis, (…) este poderoso documento se podría entender mejor como poesía y alegoría que como descripción científica de los orígenes. Sin repetir esos puntos consideremos las palabras de Theodosius Dobzhansky (1900-1975), científico prominente que profesaba la fe ortodoxa rusa y la evolución teísta: ‘La creación no es un hecho que ocurrió en el 4004 a.C.; es un proceso que se inició hace unos diez mil millones de años y que se sigue desarrollando…’ ¿Choca la doctrina de la evolución con la fe religiosa? No. Es un error garrafal confundir las Sagradas Escrituras con textos elementales de astronomía, geología, biología y antropología. Solamente al interpretar los símbolos de la forma en que no se pretenden, pueden surgir conflictos imaginarios e insalvables»[8]. Pues bien, después de dejar perfilados los dos extremos de esta cuestión, observemos la alternativa central. La tercera interpretación a que me refiero surgiría de las posibles respuestas a los siguientes interrogantes: ¿Por qué no pueden ser verdaderos a la vez los dos puntos de vista que aceptan una edad antigua para la Tierra y un diseño del cosmos por parte del Creador? ¿Es cierto que los últimos conocimientos científicos contradicen la narrativa bíblica o, por el contrario, la corroboran? ¿Realmente resulta incompatible la explicación científica del origen del universo y el ser humano con lo que plantea la Biblia? ¿Es tan evidente hoy la idea darwinista del ancestro común para todos los seres vivos? El hecho de que el relato bíblico de la creación pueda responder a las cosmologías de la época y emplee términos propios de las mismas, ¿le resta credibilidad a su inspiración divina? ¿Hay solo poesía y alegoría en los primeros capítulos de Génesis o contienen también verdades fundamentales? Los partidarios del creacionismo de la Tierra antigua, así como muchos proponentes del Diseño inteligente, consideran que la ciencia no se opone a las grandes realidades reveladas en la Escritura, ni a la necesidad de un Creador omnipotente, sino que abre más bien las puertas de par en par a la posibilidad del mismo[9]. A la vez, se muestran sumamente críticos con los mecanismos propuestos por el darwinismo para explicar el origen de los seres vivos, ya que un proceso ciego y carente de propósito como las mutaciones y la selección natural no puede ser la causa de la información biológica, incluso aunque dicho mecanismo hubiera «aprendido» a guardar los éxitos azarosos de tales cambios acumulativos. Es imposible que el azar o la casualidad generen la información compleja que requiere la vida. Que el universo sea tan antiguo como propone la ciencia contemporánea no tiene por qué ser incompatible con la acción creadora de Dios. El orden de aparición de los principales elementos físicos que constituyen la corteza y biosfera terrestres, según el relato bíblico, coincide misteriosamente con las observaciones de la geofísica, la geología y la paleontología modernas. Tanto el Big Bang cósmico como el biológico, así como el surgimiento de los grandes grupos fundamentales de seres vivos según el registro fósil, encaja bien con aquello que a grandes rasgos afirma el texto revelado. El Génesis sigue una lógica natural sorprendente –tal como se remarcó en el capítulo anterior– para ser un texto pre científico tan antiguo y sin pretensiones empíricas. De manera que las ciencias –y no las interpretaciones ideológicas de las mismas– no deben considerase como enemigas de la revelación escritural, sino unas grandes aliadas en la búsqueda de la verdad. Por otro lado, el gradualismo darwinista está siendo cuestionado como consecuencia del descubrimiento de numerosos órganos y mecanismos irreductiblemente complejos que no pudieron haberse formado mediante pequeñas modificaciones graduales. Así mismo, la genética ha evidenciado que muchos árboles genealógicos, como el de las aves, basados en suposiciones filogenéticas darwinistas deben ser drásticamente revisados ya que no coinciden con la información contenida en el ADN. Y, en fin, aunque el relato bíblico de los orígenes pueda contener elementos culturales y simbólicos, esto no elimina en absoluto que siga siendo palabra revelada al ser humano de todos los tiempos. Me llama la atención que el doctor Ayala, en su intento de seguir defendiendo el darwinismo contra el Diseño inteligente, diga que el evolucionismo sería perfectamente compatible con el cristianismo, mientras que el Diseño inteligente no lo es. En su opinión, las múltiples imperfecciones que muestra el mundo, así como el sufrimiento y la crueldad, serían incompatibles con un Dios de amor, misericordia y sabiduría. Sin embargo, la teoría de la evolución explicaría mejor el mal del mundo ya que este se debería al torpe y azaroso proceso de la selección natural. El responsable del mal no sería Dios, sino la evolución. «Consideremos un ejemplo –dice–, el veinte por ciento de todos los embarazos abortan espontáneamente durante los dos primeros meses de la preñez. Me aterra pensar que hay creyentes que implícitamente atribuyen este desastre al diseño (incompetente) del Creador, con lo que le convierten en un abortista de magnitud gigantesca. (…) Por eso arguyo que la teoría de la evolución es compatible con la fe, mientras que el Diseño inteligente no lo es»[10]. Creo que Ayala se equivoca una vez más. No dudo que las propuestas evolucionistas puedan ser compatibles con la fe cristiana. De hecho hay millones de creyentes que se identifican con el evolucionismo teísta, sobre todo en el mundo católico[11]. Pero afirmar que el Diseño inteligente es incompatible con la fe en un Dios Creador porque le haría culpable de las imperfecciones y el mal natural, implica pasar por alto algunos inconvenientes importantes. El primero es de naturaleza teológica. ¿Es Dios el responsable del mal en el mundo, como dicen algunos ateos? ¿Fue diseñado el universo tal como es ahora o acaso las actuales imperfecciones se deben a la rebeldía humana contra su Creador? El segundo problema tiene un carácter de pura lógica. Si el cosmos fue creado mediante la evolución, el causante sigue siendo Dios. Pero Ayala parece sugerir que la divinidad no es responsable de los mecanismos evolutivos que habrían originado a todos los seres vivos de este mundo, incluidas las personas. Según el biólogo de la universidad de California, es como si tal Creador hubiera estado mirando durante millones de años hacia otro lado, cuando los animales se devoraban unos a otros y las distintas especies biológicas se extinguían en su lucha incesante por la existencia. Resulta innegable que en el guión darwinista la supervivencia de los más aptos es una historia de sangre y muerte. Aunque el Creador no dirigiera directamente los cambios evolutivos y estos fueran del todo casual debidos a las leyes naturales, resulta evidente que los habría tolerado. Sin embargo, Ayala sugiere que Dios se lavaría las manos como Pilato delegando responsabilidades en la diosa Selección Natural, que se convertiría así en la verdadera culpable del mal en el mundo. ¡Toda una teodicea evolucionista alternativa que ignora la doctrina bíblica de la Caída con la intención de exculpar del mal al dios darwinista y al ser humano! Decir que, si se acepta el Diseño inteligente, hay que suponer también que Dios sería «un abortista de magnitud gigantesca» –como afirma Ayala– porque mata cada año unos veinte millones de embriones humanos –ya que es sabido que el veinte por ciento de todos los embarazos abortan espontáneamente durante los dos primeros meses de gestación– es tan incoherente como afirmar que el Creador sería el mayor asesino en serie al permitir la desaparición de 56 millones de personas adultas cada año en el mundo por fallecimiento natural. Ayala no quiere aceptar que vivimos en un cosmos degenerado por el pecado humano, ni que la muerte entró en el mundo por la maldad del hombre, no por culpa de Dios. Sin embargo, aunque se hayan hecho muchos intentos por erradicarla, esta doctrina de la Caída se desprende claramente de la Escritura[12]. Como escribe el apóstol Pablo: «Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron» (Rom. 5:12). Dios no es ningún abortista sádico que se complace con el sufrimiento y la muerte del ser humano. Es el hombre quien continúa matando cada día criaturas inocentes nacidas o por nacer. Sin embargo, el Creador que nos presenta la Escritura no desea que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento (2ª Pe. 3:9) y se vuelvan de sus malos caminos. POR ÁNGEL LUIS GONZÁLEZ. TEOLOGÍA NATURAL. LAS CINCO VÍAS DE SANTO TOMÁS. 1 CONSIDERACIONES GENERALES. Santo Tomás, en Summa Theologiae I, q. 2, a. 3, expone cinco argumentos o caminos, que denomina vías, para demostrar la existencia de Dios. La formulación que realiza es una elaboración o sistematización a partir de demostraciones de otros autores (principalmente, Aristóteles, Avicena, Platón y San Juan Damasceno) profundizándolas con su síntesis filosófica original; en este sentido debe decirse que, aunque haya tomado diversos elementos de otros autores, son originales suyas, ya que él las dotó de la más grande profundización, por cuanto son aplicación de los principios de la metafísica del ser. Después de la sistematización llevada a cabo por Tomás de Aquino, las demostraciones de la existencia de Dios deberán tener en cuenta las pruebas tomistas, incluso aunque se las desfigure, o sean criticadas en algún punto o negadas completamente. Por ello, al final de la explanación de cada una de las vías, aludiremos a los autores más relevantes que han dado argumentos para demostrar a Dios o negar una prueba racional del Absoluto basados en la admisión o rechazo de las pruebas tomistas. El artículo en que Santo Tomás expone esos cinco procedimientos para remontarse hasta Dios es posterior a los que trata sobre la necesidad de la demostración de Dios (a. 1: an Deus esse sit per se notum), ya que su existencia no es evidente para nosotros, y de la posibilidad de la demostración (a. 2: an Deus esse sit demostrabile per effectus nobis notos). Ahora va a pasar a la demostración propiamente dicha. Las vías son demostraciones a posteriori que parten de diversos aspectos de la criatura en cuanto tal (efectos), conocidos por la experiencia, y se remontan a Dios como Causa. La sencillez de la exposición tomista no debe llevar a pensar que las vías no suponen suficientes conocimientos metafísicos. Por el contrario, cada paso de las argumentaciones está presuponiendo haber accedido a los puntos fundamentales de la metafísica: la estructura trascendental del ente, la doctrina de la participación, la causalidad predicamental intrínseca y extrínseca, y la necesidad de fundamentación de la causalidad predicamental por parte de la causalidad trascendental. Sin estos temas bien dominados, es difícil adentrarse en el estudio de las vías. Aquí no podemos explicar esos temas; sin embargo, si no se conocen bien, no se llega a captar la profunda raíz metafísica de la demostración, o peor todavía, se corre el riesgo de que a uno «no le prueben nada». Pero no es que no prueben: es que no se entienden o no se explican bien, porque no se han entendido o explicado los citados supuestos metafísicos. Indiquemos simplemente algunos puntos fundamentales. 1. El ascenso de las vías a Dios es un ascenso metafísico. No son deducciones matemáticas ni demostraciones físicas. 2.El ascenso metafísico hasta Dios tiene su inicio siempre en la consideración de las criaturas en cuanto entes causados que están reclamando una causa incausada. Entes causados acabamos de decir: sobre el ente y la causalidad se articulan las vías. Se trata del tránsito del ser (esse) del ente al Ser, Acto Puro de Ser, de lo participado al Imparticipado, de lo finito al Infinito. 3. El punto metafísico central de ese tránsito consiste en que una vez que el ente se nos ha manifestado compuesto o estructurado de esencia (lo que es) y esse (aquello por lo que es), inmediatamente debe surgir la pregunta de por qué un ente es. Pero el ser es el acto de todo acto, perfección de las perfecciones, lo que más inmediata e íntimamente conviene a cada cosa; luego su causa no podrá encontrarse en la causalidad predicamental. Ésta explica el fieri del efecto, pero no su esse; es necesario buscar la causa del esse, que se llama causalidad trascendental. Ahora bien, la causa del esse no puede radicar en la naturaleza del mismo ente, ya que entonces se produciría a sí mismo en el ser, lo cual es imposible: «No puede admitirse que el mismo esse sea efecto de la forma misma o quididad de la cosa; pues se seguiría que una cosa sería causa de sí misma y que alguna cosa lograría producirse a sí misma en el ser, lo cual es absurdo. Por consiguiente, es preciso que toda cosa cuyo ser (esse) es distinto de su naturaleza tenga el esse por otro. Y porque todo lo que es por otro se reduce a aquello que es per se como a su causa primera, resulta ineludible que haya alguna cosa que sea causa essendi para todas las cosas, por ser ella sólo esse». Y esta causa del esse no basta con que sea, sino que tiene que ser el Ser: Ser por esencia. 4. Como veremos, la causalidad de la que se habla en las vías es causalidad metafísica y no física: causalidad del ser y no causalidad de los fenómenos. 5. Antes de pasar al estudio de las vías conviene tener presente un principio, válido para toda la teodicea y que puede desprenderse del sed contra del artículo en que Santo Tomás explana sus cinco vías: en el ejercicio racional o demostrativo no se prescinde de la fe. «Lejos de intentar olvidar su fe en la palabra de Dios antes de afirmar su existencia, Tomás de Aquino la reafirma de la forma más enérgica. Y no hay nada de extraño en esto, puesto que el Dios, en cuyas palabras cree, es el mismo ser cuya existencia intenta demostrar su razón. La fe en la búsqueda del entendimiento es el lema común de todo teólogo cristiano y también del filósofo cristiano» Sin embargo, la fe no es un ingrediente de la demostración metafísica; y también, como señala Tomás de Aquino, cabe que alguien acepte por fe lo que de suyo es demostrable y cognoscible, por ejemplo porque no entiende la demostración. 2. EL PROCESO DE LA DEMOSTRACIÓN A. La vía de acceso a la demostración de Dios. se trata de pruebas o argumentos metafísicos, y no de argumentos científico positivos. No puede olvidarse que la metafísica es ciencia, y ciencia suprema; si la ciencia es un conocimiento por causas, el título de ciencia compete de modo eminente a la metafísica, sabiduría máxima en el orden racional. «Esta demostración, más rigurosa y cierta en sí que las demostraciones empíricas, será, sin embargo, más difícilmente asequible para nosotros... Según nota Aristóteles, las realidades sensibles son más difícilmente cognoscibles en sí por ser materiales e inestables (la materia repugna a la inteligibilidad que exige hacer abstracción de la misma), pero son más fácilmente cognoscibles para nosotros, porque son objeto de intuición sensible y porque nuestras ideas vienen de los sentidos. Las verdades metafísicas y las realidades puramente inteligibles, a pesar de ser más fácilmente cognoscibles en sí son más difíciles de conocer para nosotros porque la intuición sensible no las alcanza» Sin embargo, una demostración metafísica puede partir de la experiencia, si bien su conclusión no es nunca experimentable. Todo conocimiento comienza por la experiencia, también el metafísico; una demostración metafísica a posteriori deberá partir de lo físico, aunque tomando esto bajo una formalidad metafísica. La inteligencia humana puede alcanzar la formalidad metafísica en lo materialmente físico. Intuición y abstracción son los dos procedimientos noéticos que han sido recorridos históricamente como vías de acceso al conocimiento metafísico en general, y la demostración de Dios en particular. La intuición, proclamada por Ockham y seguida por la filosofía moderna quiere convertirse en el único modo posible de conocimiento, que además se aplica sólo sobre sujetos individuales, singulares; aplicado a Dios, es paradigmática la postura de Descartes: se trata del conocimiento intuitivo del ser singular que es Dios, que según él es posible porque la intuición de Dios se nos da en la idea que de él tenemos (el conocimiento de la esencia divina sería previo al conocimiento de que existe). Olvida algo que, con verdad indicó Santo Tomás: en la averiguación de cualquier cosa, primero es la cuestión que versa sobre la existencia, y después la que se refiere a la esencia: quaestio ‘quid est’ sequitur ad quaestionem an est. Además, como Dios no es objeto de intuición, Descartes debe apelar a una idea que representa su esencia, lo cual es presuponer que existe Dios. Es necesario partir de las cosas, que se nos mostrarán efectuadas y por tanto causadas, y con la aplicación de la abstracción. Es preciso a veces señalar lo obvio. En este caso, lo obvio es que la inteligencia humana tiene el poder de sobrepasar lo sensible. La inteligencia humana puede acceder a las verdades más altas y separadas de lo sensible; cometido de la gnoseología es precisamente la discusión contra los que niegan el evidente valor metafísico de la inteligencia humana, la cual, como ya se señaló contra el agnosticismo, no está encerrada en los fenómenos sensibles; además, negar que la inteligencia pueda superar lo sensible en el fondo es negar la inteligencia, porque cada facultad se especifica por su objeto formal; y el objeto formal de los sentidos son los sensibles correspondientes, y el de la inteligencia (intus legere) es lo inteligible en cuanto tal. Fabro ha sintetizado acertadamente el tema del valor metafísico de la inteligencia humana, en lo que respecta a la vía de acceso para la solución especulativa de la existencia de Dios, en estos tres puntos: «a) La aceptación de la existencia del mundo externo, esto es, de la naturaleza y de los otros hombres: sin ella el sujeto no se distingue del objeto, el hombre de la naturaleza, sino que la conciencia vive en el caos. b) La conciencia del propio yo como realidad compleja de alma y cuerpo y, sobre todo, como núcleo personal que debe orientarse en el ser y en la vida: sin la conciencia de la propia personalidad no surge ningún interés, ni problema, y mucho menos el de Dios. c) La convicción de la validez u objetividad del conocer y de su capacidad, por tanto, de avanzar con la experiencia y la reflexión hasta poder pasar de las apariencias a las esencias, de las partes al todo, de los efectos a las causas y viceversa. Todo hombre se encuentra en esa persuasión: las dudas sobre estos puntos son extravagancias de la sofística» B. Los elementos integrantes de las vías Las vías expuestas por Santo Tomás tienen una estructura parecida. Hay en ellas cuatro elementos: A) El punto de partida. B) La aplicación de la causalidad al punto de partida. C) La imposibilidad de proceder al infinito en la serie de las causas. D) El término final: necesidad de la existencia de Dios. Es preciso entender bien esos elementos; el más importante de ellos es el segundo, pues la causalidad se constituye como el fundamento en que descansa el proceso de la demostración. A) Un punto de partida, que debe ser una cosa conocida empíricamente, un hecho de experiencia, considerado en un plano metafísico. «De que el punto de partida haya de ser siempre un hecho de experiencia no se sigue que la demostración sea por eso experimental o física. El punto de partida debe estar, desde luego, colocado en la experiencia, pero el punto de partida no debe ser experimental, sino metafísico. O de otra manera: el punto de partida ha de ser alcanzado en la experiencia (pues sólo en ésta nos es dada inmediatamente la existencia de algo) pero el punto de partida no debe tomarse en cuanto dado en la experiencia, sino en una consideración metafísica, que prescinda de la experiencia. Así, por ejemplo, es un punto de partida para demostrar la existencia de Dios un ser que se mueve, cuya existencia conste al sentido, pero no se ha de considerar a ese ser en cuanto es dado aquí y ahora en la experiencia sino en cuanto es ser y es móvil, y por ende, causado. De este modo, las demostraciones de la existencia de Dios, aunque tomen su punto de partida en la experiencia, no son experimentales o físicas, sino rigurosamente metafísicas». El punto de partida, encontrado en el orden experimental, plantea la consideración de entes limitados, imperfectos, mudables, etc. Estos puntos de partida en cada una de las vías son los siguientes: 1.º) Las criaturas se mueven: experiencia del movimiento. 2.º) Las criaturas obran: experiencia de la causalidad eficiente. 3.º) Las criaturas no son necesarias por sí mismas: diversos grados de no necesidad. 4.º) Las criaturas son más o menos perfectas: grados de perfección. 5.º) Las criaturas están finalizadas: experiencia del orden del universo. B) Aplicación de la causalidad al punto de partida. En congruencia con los distintos puntos de partida, se expresa en cada vía como sigue: l.º) Todo lo que se mueve se mueve por otro. 2.º) Toda causa subordinada es causada por otra, o mejor, es imposible que algo sea causa eficiente de sí mismo. 3.º) El ser contingente es causado por un ser necesario. 4.º) Toda perfección graduada es participada (y por tanto causada). 5.º) La ordenación a un fin es causada. Los entes de los que partimos se muestran como efectos; ahora bien, como señala Tomás de Aquino, «como los efectos dependen de su causa, puesto el efecto es necesario que la causa preexista»; por ello, de cualquier efecto puede demostrarse la causa propia de su ser. No hay efectos absolutos, absueltos o desligados; todo efecto presupone una causa, de la que depende en su ser. La causalidad tiene valor ontológico; no es percibida por los sentidos, pero sí «inteligida», es decir, entendida por la inteligencia. Puede «entenderse», y se entiende de hecho, que la causa es lo que influye el ser (causa est quod influit esse), contra el fenomenismo de Hume y la peculiar doctrina de la causalidad kantiana, ya registrada y criticada en temas anteriores, que todo lo que llega a la existencia tiene necesidad de una causa eficiente, que cualquier efecto no tiene en sí la razón de su ser, sino en su causa. ¿Cómo es posible aplicar la causalidad a Dios? Si Dios una vez demostrado, se nos patentiza como ser infinito, eterno, inmutable, etc., ¿cómo una causa infinita, eterna e inmutable, puede producir, efectuar, causar efectos finitos, temporales o mutables? La causalidad en cuanto tal no dice de suyo imperfección; por eso puede ser aplicada a Dios; además entre la causa y el efecto no hay una interdependencia, una correspondencia biunívoca, una relación mutua; lo necesario es que el efecto siempre dice una dependencia de la causa, pero la inversa no es necesaria, como pensaba Kant. Es éste un tema capital de la teodicea, que tiene sus puntos de aplicación, como veremos, en la trascendencia de Dios (suprema excedencia del Ser Divino) y en la relación de creación (no hay relación real de Dios a las criaturas por el hecho de haberlas creado, causado: Dios no es relativo o dependiente de nada; mientras que las criaturas, por ser efectos, dependen de Dios: mantienen con el Absoluto una relación real). No existen efectos absolutos, pero sí puede haber una causa absoluta. En el proceso argumentativo de las vías se parte del efecto para llegar a la causa. La línea del proceso argumentativo debe ir del efecto propio a la causa propia. Si se pretende que la argumentación sea concluyente es preciso tener en cuenta que la causa por la que nos preguntamos es la causa propia del ser del efecto del que partimos. Causa propia es aquella que primo et per se, inmediatamente y por sí misma, puede producir un efecto determinado, y de la que en último término, e inmediatamente, depende el efecto. No se trata, por tanto, de una causa cualquiera, o de otra causa que también sea previa para la realización del efecto, o de una causa accidental. C) Como corolario del principio anterior, algunas vías presentan el paso de la imposibilidad de proceder al infinito en la serie de las causas; en concreto, las tres primeras. Aunque en la exposición de la cuarta y la quinta no se formule ese elemento común a las otras pruebas, puede fácilmente formularse sin violentar los textos tomistas. Sin embargo, como veremos, ese paso no es estrictamente necesario en la cuarta vía, vía metafísica por excelencia, ya que la serie entera de participantes y participados ha quedado incluido en el mismo punto de partida. Expliquemos someramente qué significa la imposibilidad del proceso al infinito en la serie de las causas. Con palabras de García López, «cuando se pretende, en efecto demostrar la existencia de Dios a partir de algún efecto que senos manifiesta en el ámbito de nuestra experiencia, empezamos por establecer que un efecto tal ha de tener necesariamente una causa, pero como esta causa puede ser segunda y nosotros lo que pretendemos es llegar a la causa primera hemos de seguir preguntando por la causa de esa causa segunda, la cual si también es segunda o causada, exigirá otra causa, y así sucesivamente. Ahora bien, no es posible, decimos, proceder al infinito en esta serie de causas subordinadas, sino que hemos de llegar necesariamente a una causa primera incausada» . La búsqueda y consecución de la causa propia del efecto que se toma como punto de partida, únicamente puede tener valor si en la serie de las causas subordinadas en orden a la producción del efecto no cabe un proceso al infinito. La serie de las causas no puede ser infinita, es decir, no es posible que toda causa sea causada; en el fondo, sería lo mismo que afirmar que es posible un efecto sin causa alguna. Si se supone, como señala Brentano, «que el efecto procede de una serie infinita de causas, sin ninguna que sea la primera, resultaría evidentemente necesario, aunque hubiésemos suprimido todas las causas segundas, que aún quedase un fundamento explicativo del efecto resultante de la serie. Mas si no quedase absolutamente ninguna causa, el efecto podría explicarse igualmente bien sin necesidad de causa alguna. Dicho de otra forma: quien admite que un efecto puede deberse a una serie infinita de causas segundas, sin necesidad de una causa primera, ha de aceptar también que un efecto es posible sin ninguna causa. Pensemos, para aclararlo, en el ejemplo siguiente. Una argolla cuelga de otra y ésta, a su vez, de un gancho hincado en el techo de una habitación. ¿Habrá quien crea que puede suprimirse el gancho, sustituyéndolo por el sistema consistente en que la primera argolla cuelgue de una segunda, la segunda, a su vez, de una tercera, y así in infinitum? Sería algo tan ilusorio como la forma en que los indios explicaban la quietud de la tierra en el espacio cósmico y que consistía en suponer que nuestro planeta está soportado por cuatro elefantes, cada uno de los cuales es mantenido, a su vez, por otros cuatro, y así indefinidamente» Una distinción importante es aquí necesaria. En las vías se trata de la imposibilidad de un proceso in infinitum de causas esencialmente subordinadas en el presente (causas subordinadas son aquellas que constituyen una serie en orden a la obtención de un efecto) y no de causas accidentalmente subordinadas en el pasado. «Entendemos por causas accidentalmente subordinadas en el pasado aquéllas en las cuales no se exige la actuación en el presente de todas las causas para que se dé el efecto último. En esta serie de causas: el hijo, el padre, el abuelo, etc., no se necesita que actúen en el presente las causas anteriores para que exista el efecto último. Por el contrario, entendemos por causas esencialmente subordinadas en el presente aquéllas en las cuales es necesaria la actuación de todas ellas en el presente para que se dé el efecto último. En esta serie de causas: la piedra que se mueve, el bastón que mueve la piedra, la mano que mueve el bastón, etc., es absolutamente necesario que actúen en el momento presente todas las causas subordinadas para que se de el efecto último»95. Las causas accidentalmente subordinadas en el pasado tienen razón de causa particular, o causa autónoma, y pueden por ello, dice Tomás de Aquino, ser indefinidas. En último término, las causas accidentalmente subordinadas en el pasado dan únicamente razón del fieri del efecto, y lo que se trata de buscar es la causa del ser, y ésta únicamente se resuelve con la inquisición de las causas esencialmente subordinadas en el presente. Mientras las primeras dan razón de la causalidad predicamental, las segundas alcanzan la causalidad del esse, la causalidad trascendental. ¿Y qué se entiende por proceso al infinito? Es el recorrido sin fin de una serie de pasos a partir del efecto que consideramos. Hay también que tener presente aquí que el infinito de que se trata en las vías es un infinito metafísico (serie de causas de efectos reales metafísicamente considerados) y no un infinito matemático (que tiene un valor puramente lógico y formal) ni un infinito físico, en el que las causas son unívocas y explican, en todo caso, el fieri del efecto. He aquí dos textos, uno de Santo Tomás y otro de Aristóteles que ponen de manifiesto que si se diese un proceso al infinito en la serie de las causas eficientes (esencialmente subordinadas en el presente) en orden a la producción de un efecto, no habría una causa primera: «En todas las causas eficientes ordenadas, lo primero es causa del medio, y lo medio de lo último, ya sea tan sólo un medio, ya sean varios. Luego, quitando lo primero, el medio no podrá ser causa. Y si se procediese indefinidamente en las causas eficientes, ninguna sería causa primera. Luego desaparecen todas aquellas que son medios. Lo cual es, sin embargo, manifiestamente falso» «Para las cosas intermedias que tienen un término último y otro anterior, necesariamente será el anterior causa de los que le siguen. Pues si tuviéramos que decir cuál de los tres términos es causa, diríamos que el primero; no, ciertamente, el último, porque el término final no es causa de nada. Y tampoco el intermedio, pues sólo es causa de uno (y nada importa que el término intermedio sea uno o más de uno, ni que sean infinitos en número o finitos). Pues de los infinitos de este modo y de lo infinito en general todas las partes son igualmente intermedias hasta el presente. De suerte que, si no hay un término primero, no hay en absoluto ninguna causa» Prolongar la serie de las causas no es más que alargar el problema. Si no hubiera una primera causa, no habría causas intermedias, ni efecto, ni nada. D) El término de las vías La conclusión de cada una de las vías es la necesaria existencia de Dios: a) primer motor inmóvil (1.ª vía), b) causa eficiente incausada (2.ª), c) necesario no por otro (3.ª), d) ser por esencia (4.ª), e) primera inteligencia ordenadora (5.ª). Respecto a este comentario: "la acusación que presentamos es que el dios de los argumentos tradicionales no concluyen en el Dios bíblico, porque el Dios Bíblico no solo es la conclusión de un argumento, el Dios bíblico también debe ser presentado como aquel que hace posible la argumentación. Todos los argumentos tradicionales fracasan en tal empresa, más aún, el único argumento que cumple con tal propósito es el Transcendental." Como he dicho en mis intervenciones anteriores, no hay que confundir epistemología con Ontología, aquí el Presuposicionalismo mezcla ambas cosas, lo cual le hace caer un error significativo: pensar que nuestra metodología deja en el último eslabón a Dios. Para ejemplificar el caso, el presuposicionalista piensa que los argumentos evidencialista solo son como una forma trepar la escalera hasta llegar a su punto final sin tomar en cuenta que la escalera esta siendo sostenida por Dios. Y luego de que hemos subido totalmente afirmamos que efectivamente la escalera se sostiene por Dios. Hay un error notorio en esa concepción del método apologético clásico, sólo basta entender que el evidencialismo también sostiene que Dios es el fundamento primario de la realidad material, pero en el ámbito epistemológico hay que hacer realizar una consideración distintiva que parte de la esencia de lo creado para demostrar y saber de la existencia de Dios. Esto ya lo he explicado en mi anterior argumentación. El presuposicionalismo propone que a menos que presupongamos la existencia de Dios todos nuestros razonamientos y conocimientos no pueden ser verdad, no hay modo de que nuestros razonamientos sean fiables. Pero falla en demostrar que esto abre paso a la presuposición epistemológica. El aspecto trascendental de la lógica es ciertamente Innegable, cualquiera que pretenda argumentar usa y presupone la lógica, en consecuencia, la lógica es necesaria como principio Trascendental, pero de ahí a presuponer a Dios hay un hueco significativo, y más grande aún si se trata del cristianismo, no nos demuestra la verdad de la resurrección de Jesús, motivo que nos llevaría a pensar que el presuposicionalismo es más bien una forma de resaltar al teísmo de la teología natural sin contemplar la revelación especial. Como señalan en crítica a Frame "No es necesario decir que muchos musulmanes también creen con devoción que su posición es verdadera, y creen que puede ser claramente reconocido como tal). Pero el Corán y la Biblia no pueden ser inspirados divinamente e infalibles porque se contradicen entre sí en varios puntos importantes. Esto demuestra que la argumentación circular es falaz. Otro problema con el método de Frame es que se puede llegar a un sistema de doctrina coherente que sea similar al del cristianismo y que también pueda dar una explicación igualmente convincente de la moralidad, la racionalidad, etc., como afirman los presuposicionistas por su argumento, la única diferencia. Es que otra persona (quizás una figura legendaria) es sustituida por Jesús de Nazaret. Entonces se puede usar un argumento circular para "probar" que este sistema doctrinal tiene orígenes divinos de la manera en que lo hacen los presuposicionistas. Al usar argumentos circulares (ya sea estrechos o ampliamente circulares), se puede probar que muchas historias sin fundamento están inspiradas por Dios. De nuevo, esto demuestra que los argumentos circulares son falaces. Independientemente de si el argumento circular cristiano es mejor que otras formas de argumento circular, como afirman los presuposicionistas, es un argumento falaz Además de que como recalcaba en mi intervención anterior "Su enfoque circular no está respaldado en ninguna parte por la Escritura cristiana. Los pasajes de las Escrituras que abogan por probar las afirmaciones de la revelación divina (p. Ej., Deut. 18: 21-22) y que cuestionan el desafío a otros dioses (Isaías 41: 21-29, etc.) no afirman que las Escrituras deben determinar qué puntos de vista del razonamiento, las evidencias y la epistemología deben ser adoptadas para probar las Escrituras. Por el contrario, estos pasajes de las Escrituras presuponen que las inferencias lógicas de las experiencias son formas en que las personas pueden saber si se han cumplido las profecías y si se han producido milagros" Dios puede ser conocido por la sola razón natural, pero veo que se está confundiendo el significado de esta declaración evidencialista. Aquino piensa que el hombre es capaz, por la razón sin ayuda que simplemente significa eso "por la capacidad humana de la razón sin la ayuda de la especial revelación divina, ya sea por sueños, visiones, escritos inspirados, etc." para llegar al conocimiento no sólo de sí mismo y del mundo que se le presenta, pero también a un conocimiento limitado del verdadero Dios. De modo que la autonomía del ser humano no significa desprenderse de Dios, sino que como argumente en mi intervención anterior... De la filosofía tomista podemos entender que ningún ser humano puede saber nada a menos que Dios (1) le dé existencia. (2) lo hace ser lo que es, y (3) asegura que actúa de acuerdo con su naturaleza. En síntesis, no estamos declarando una Autonomía como cree el presuposicionalismo. Así que su crítica falla, y al contrario Si el método apologético del presuposicionalismo declara que el sendero bíblico es el de ellos porque se asume que nada puede ser conocido por el hombre sobre sí mismo o sobre el universo a menos que Dios exista y el cristianismo sea verdadero, entonces me alegro que apoye nuestra postura de que el evidencialismo es bíblico. Respecto a tus observaciones sobre la Analogía del Mapa de Atlanta. En primer lugar. Dices "se ha señalado que los argumentos tradicionales nos llevan a un teísmo genérico. Las pruebas tradicionales para de la existencia de Dios no son como auténticos mapas, los presuposicionistas están en camino correcto, mientras que los evidencialistas van a la ciudad equivocada" Aquí asumes que el evidencialismo llega a un teísmo genérico, pero esto es falso. Los argumentos tradicionales para la existencia de Dios, como se ha venido señalado desde un inicio, sólo forman parte del conocimiento natural que el ser humano puede obtener de Dios, y la teología natural también hace énfasis en la revelación especial de Dios en el cristianismo. Además de que nuestros argumentos llegan una primera causa cuyos atributos corresponden con la concepción cristiana de Dios. Así, pues, respecto a la Analogía, solo nos aproximamos a la ciudad de Atlanta tomando un camino X, digamos el argumento cosmológico kalam, luego tomamos un camino Y, digamos el argumento del ajuste fino del universo, posteriormente tomamos un camino P, esto puede representarse con la resurrección de Jesús. Así que se forma un caso acumulativo para la existencia de Dios, y analógicamente: se toman varias calles para llegar a Atlanta. El hecho de que el teísta tome un camino X, P, o Y para llegar a Atlanta no significa que perdamos de vista la Ciudad. En cambio ¿Qué ocurre con el presuposicionalista? Él cree que su mapa es el correcto pero no recorre ningún camino, sólo supone que ya ha encontrado la ciudad de Atlanta. Y no podemos decir que usa algún mapa, porque no trata de llegar, según su punto de vista ya Atlanta se ha encontrado. Nuevamente, el caso del apologista clásico es un caso acumulativo, en donde primero demuestra que hay un Dios, luego que ese Dios decide actuar en la Tierra y finalmente que ese Dios es el Dios revelado en Jesucristo. Cuando dice que la deidad genérica no existe, el presuposicionalista esta mal entendiendo el caso del apologista clásico. Ese Dios "genérico" es el mismo Dios que se ha revelado en Jesucristo, pero en orden de conocimiento, el Dios genérico es previo a la revelación histórica. Es el mismo problema del mapa de Atlanta, en el orden del ser el Dios genérico demostrado por el argumento moral y cosmológicos es el mismo Dios revelado en Jesucristo, pero en el orden del saber es posible que debamos saber primero que hay un Dios antes de saber que este se ha revelado. En Segundo Lugar. La capacidad de conocer y razonar depende de la realidad como tal(ontología, o metafísica) sea esta contingente o no contingente, el problema es saber cuál es fundamento de esa realidad que nos permite conocer y razonar correctamente (epistemología). La lógica como tal depende de la realidad, cualquiera sea: una realidad teísta o una realidad no teísta, sólo sabemos que funciona y que podemos confiar en nuestros razonamientos, esta creencia propiamente básica es útil en cualquier enfoque respecto a realidad. Pero lo siguiente es apelar a nuestros sentidos y a la fiabilidad de nuestros razonamientos para derivar principios que nos lleven a la conclusión de si esta realidad en la que la lógica funciona es o no contingente y si lo es entonces cuál es la explicación o justificación. Por supuesto, yo como teísta entiendo que la realidad es contingente y que la única explicación o justificación posible es Dios. Nótese que no es necesario presuponer la existencia de Dios para saber que nuestro razonamiento es suficientemente confiable, sólo basta saber que existe una realidad contingente o no contingente en la que la lógica funciona. Y dadas las evidencias que podemos extraer de la naturaleza podemos inferir que el ateísmo es ineficaz. Pero no sólo queda en demostrar la ineficacia de un sistema naturalista o ateísta sino en comprobar positivamente que el teísmo y el cristianismo son verdaderos. Entonces no se trata de demostrar únicamente la ineficacia del naturalismo o del ateísmo, sino de que todo nos lleva irremediablemente a la existencia de Dios: en las matemáticas, en la Biología, en la física, en la historia, etc. Esto es, tener un mapa que nos lleve a Atlanta. «Me parece enteramente cierto que la voluntad de los seres espirituales es incapaz de mover el más pequeño cuerpo que exista en el mundo. Porque es evidente que no hay una conexión necesaria, por ejemplo, entre nuestra voluntad de mover un brazo y el movimiento efectivo de éste. Es verdad que el brazo se mueve cuando yo quiero, y yo soy así la causa natural del movimiento de mi brazo. Pero las causas naturales no son, en absoluto, verdaderas causas, sino solamente causas ocasionales que únicamente obran por el poder y eficacia de la voluntad de Dios». Recherche de la verité. Nicolás Malebranche. Respecto al tercer punto. Se está tergiversado el carácter de la Analogía, pues esta sólo se ha planteado para enfatizar que el hecho de usar un mapa para llegar a Atlanta no es para nada una forma de decir que el mapa es primero que Atlanta, pero aquí mi oponente le ha cambiado el sentido y afirma que "todos estamos en Atlanta" y no es necesario dar un argumento para demostrarlo. Desde luego, la base de la existencia es Dios, entonces ontológicamente estamos subordinados a ello, la cuestión es cómo le demostramos a un escéptico que esto es así, el hecho de presentar argumentos puede entenderse como la acción de usar un mapa para llegar a Atlanta, es decir usamos argumentos para llegar a Dios. El punto e nos dice "Así como usar un mapa para encontrar Atlanta no dice nada malo acerca de la prioridad metafísica de Atlanta al mapa, del mismo modo, usar un argumento teísta para encontrar a Dios no dice nada malo acerca de la prioridad metafísica de Dios al argumento." De manera que en el tercer punto se hace descontextualización del argumento. Además de que la invisibilidad del absoluto hace necesaria su demostración, Dios no es evidente quoad nos. Puede que todos estemos en Atlanta, pero para eso no es evidente para nosotros en el sentido de que no podemos captarlo de forma concluyente, de lo contrario todos reconocerían que están en Atlanta. Sobre el asunto de la Metafísica y la epistemología. Lo que nos recalca Howe es simplemente que no hay que confundir el orden del conocimiento con el orden del ser, así lo afirma en el punto (i) "No implica que de alguna manera el ser de Dios sea secundario. Los presuposicionalistas asumen erróneamente que tener el argumento primero en el orden del conocimiento es negar tácitamente que Dios es el primero en el orden del ser. No lo hace." Un error que comete el presuposicionalismo es confundir el aspecto trascendental de la lógica con la implicación ontológica de la necesidad de la existencia de Dios, así que mezcla epistemología con ontología. "Argumentar que nuestra racionalidad requiere a Dios como causa es diferente de argumentar que nuestra racionalidad depende de presuponer a Dios para la justificación de nuestras creencias Si bien uno podría argumentar que la capacidad de uno para conocer la realidad de que uno está sufriendo (por ejemplo) depende de Dios (en el sentido de que el origen último de la mente consciente humana depende de un Creador personal), uno no necesita depender ¡en Dios para justificar la creencia de que uno está sufriendo (la experiencia directa es suficiente para justificarlo)! Dado que presuponer a Dios no es necesariamente ni innegable para la justificación de nuestras creencias de la misma manera que presuponer la razón es necesario e innegable, la suposición de Dios en respuesta a los ateos es una importancia gratuita, pero la suposición de la razón no lo es." El presuposicionalista Frame piensa que un cristiano que abraza un argumento circular por Dios dirá que el argumento es sólido y persuasivo, porque cree con devoción que su posición es verdadera y que puede ser claramente reconocido como tal. Sin embargo, la devoción no es una justificación adecuada para la verdad de una creencia; Hay muchas personas que creen con devoción en lo que es falso. Frame afirma que incluso muchos autores no cristianos admiten que la circularidad es necesaria. Simplemente no es responsable ... descartar toda circularidad como una mera falacia lógica. En respuesta, mientras que algunos autores pueden pensar que la circularidad es necesaria, esto no implica que los argumentos circulares del tipo de los que los presuposicionistas utilizan el tipo que presupone La conclusión como premisa (p. ej., 'Dios existe en la suposición, por lo tanto, Dios existe [la conclusión) es, por lo tanto, válida. Por el contrario, tales argumentos circulares son demostrablemente falaces. Ahora hay que notar la distinción entre falacia formal e informal. Un argumento circular es formalmente válido (un argumento que infiere como conclusión alguna afirmación implícita o explícita en las premisas siempre es formalmente válido: de la premisa p 'siempre podemos inferir' p '). Sin embargo, el argumento circular (por ejemplo, suplicar la pregunta) es bien reconocido en la literatura de filosofía estándar como una forma de falacia informal. Como lo explica el artículo en The Stanford Encyclopedia of Philosophy, solicitar los argumentos falaces a los que son formalmente inválidos sería excesivamente restrictivo, ya que hay argumentos que son formalmente válidos pero falaces, y el argumento circular sería un ejemplo. No separamos la metafísica de la epistemología, esa ciertamente es una acusación sin fundamento, lo único que decimos es que Dios es metafísicamente necesario, sin embargo, epistemológicamente no ocurre lo mismo, por lo tanto hay que demostrarlo. Finalmente no se ha demostrado el error de la Analogía del Mapa y la ciudad de Atlanta, sus críticas sólo se han fundamentado en un hombre de paja. Primero, debe demostrar que separamos la metafísica y la epistemología, algo que simplemente no tiene justificación y se desprende de un concepto erróneo que tienen del evidencialismo. Y segundo debe demostrar que en el orden del ser no posicionamos a Dios de primero. Desde luego, metafísica y epistemología son diferentes, eso nunca lo hemos negado, y ambas tienen una conexión evidente. Por esta razón el presuposicionalismo falla, porque es verdad que Dios es ontológicamente necesario pero no se ha probado que epistemológicamente sea necesario. “Bahnsen en su debate con Sproul afirma que las leyes de la lógica solo pueden ser válidas si uno presupone la visión del mundo cristiano, luego utiliza las leyes de la lógica en su intento de demostrar que este es el caso 1. A lo largo del debate, así como a lo largo de sus escritos, Bahnsen utiliza una frase original que obtuvo de Van Til. 2. Encapsula el enfoque presuposicionista diciendo que se puede demostrar que el cristianismo es verdadero al demostrar la "imposibilidad de lo contrario". Pero hay varias cosas erróneas en esta línea de razonamiento con respecto al debate presuposicionista / clásico. En primer lugar, tomado en serio, la lógica de Bahnsen no funciona.“ “(1) En la lógica categórica estándar, mientras que los contrarios no pueden ser ambos verdaderos, ambos pueden ser falsos. (2) Debido a esto, demostrar que un contrario es falso no muestra la verdad de la proposición a la que es contrario (3) Tal vez una lectura más caritativa lo lleve a significar "demostrar la imposibilidad de todo lo contrario". (4) En este caso, se podría argumentar que la suma total de todos los contrarios a una proposición equivale a la contradictoria de esa proposición. (5) De ello se deduce que si se demuestra que una proposición contradictoria es falsa, la proposición para la cual es una contradicción se demuestra que es verdad segundo. En segundo lugar, si esto es lo que dice el presuposicionista (que se puede demostrar que el cristianismo es verdadero demostrando la imposibilidad de la contradicción), otro problema es que Van Til y Bahnsen están asumiendo que una visión del mundo e incluso su contradictoria no pueden ser ambas. falsa (1) Afirman que si se puede demostrar que la contradicción con el cristianismo es imposible, el cristianismo necesariamente es verdadero. Pero este solo podría ser el caso si las leyes de la lógica se mantienen antes (2) Sin embargo, Bahnsen ya ha argumentado que las leyes de la lógica no pueden ser conocidas como válidas a menos que se presuponga el cristianismo. (3) Él no puede tenerlo de ambas maneras. No puede negar a Sproul la legitimidad antecedente de la lógica y, al mismo tiempo, usar la lógica para probar que el cristianismo es verdadero al demostrar la "imposibilidad de lo contrario [contradicción]". 3. Tercero, es aún peor para Bahnsen. Si no fuera el caso de que la lógica (por ejemplo, la ley de no contradicción) fuera legítima, no habría diferencias entre el cristianismo y el no cristianismo a. segundo. De hecho, no habría diferencias en Pero, dado que Bahnsen obviamente sabe que el teísmo no es un ateísmo y que cualquiera que niegue las verdades de Dios y Su Palabra están afirmando algo que es falso, entonces Bahnsen está reconociendo tácitamente la realidad antecedente de la lógica incluso antes de compromete al incrédulo. do. (1) Ahora el presuposicionista puede responder afirmando que esto es solo así porque el Dios del cristianismo es real (2) Pero no me pelearía con esta respuesta.” Drama del hombre y misterio de Dios, Madrid 1977, pp. 11-46. 11. Cfr. In III Sent., d. 24, q. I a. 3, sol. I. Cfr. C.G., I, 4. 12. ZUBIRI, X., «Introducción al problema de Dios», en Naturaleza, historia, Dios, Madrid 1981, p. 343. SANGUINETI, J.J., La filosofía de la ciencia según Santo Tomás, Pamplona 1977, pp. 345-346. 3. SANTO TOMÁS, S.Th., I, q. 2, a. 1. Loke, Andrew. 2018. ‘A response to John Frame’s Presuppositional approach to faith and reason. Respecto a la diferencia entre métodos apologéticos, según nos dice Van Til: . El tipo de apologética romanista-evangélica asume que el hombre puede primero saber mucho sobre sí mismo y sobre el universo y después preguntarse si Dios existe y si el cristianismo es verdadero. El apologista reformado asume que nada puede ser conocido por el hombre sobre sí mismo o sobre el universo a menos que Dios exista y el cristianismo sea verdadero.» Este es un error básico del presuposicionalismo, pensar que Dios queda en último escalón para explicar las cosas del universo, no en vano se le ha criticado por confundir dos aspectos importantes, como mencioné en mis intervenciones anteriores: el orden del ser y del saber. En términos sencillos: No es lo mismo saber que Dios existe y proporcionar pruebas que así lo conforman en un envase de deducción, que tener una justificación ontológica para sostener todo el conjunto de nuestros razonamientos o evidencias. Esta distinción es entonces un modo de enfatizar lo que Santo Tomás de Aquino nos explica sobre la evidencia quoad Se y evidencia quoad Nos. Lo que afirma el presuposicionalismo es que según nuestra apologética el hombre puede conocer el mundo, a sí mismo e incluso a Dios, sin la ayuda de Dios. Pero no es tan cierto este concepto de evidencialismo, por ejemplo, en la teología tomista solo Dios, por naturaleza, es. Todo lo demás depende de Dios no solo por su existencia sino también por su naturaleza. De la filosofía tomista se desprende que ningún ser humano puede saber nada a menos que Dios (1) le dé existencia. (2) lo hace ser lo que es, y (3) asegura que actúa de acuerdo con su naturaleza. Si el método apologético del presuposicionalismo declara que el sendero bíblico es el de ellos porque se asume que nada puede ser conocido por el hombre sobre sí mismo o sobre el universo a menos que Dios exista y el cristianismo sea verdadero, entonces debo reconocerles su participación como apoyo a mis premisa de que el evidencialismo también va por el sendero Bíblico. Ahora, cuando el evidencialismo declara que Dios se puede conocer por la sola razón natural, hace énfasis en la revelación general del creador, esto es, la existencia evidente de Dios porque por medio de lo que él ha hecho, como recala Romanos 1:19. <<Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa>>. Esto en conjugación con el hecho de que para saber de la existencia de Dios con certeza, es necesaria la intervención del Espíritu Santo, el evidencialismo lo único que puede hacer es proporcionar una gama de pruebas para inferir su existencia mediante las cosas que Dios ha hecho. Así que mientras afirmamos que lo natural revela el poder de Dios, también creemos que el E. S actúa para tener un conocimiento completo. Podemos obtener conocimiento de diversos modos, en primer lugar, por las solas fuerzas de la razón: a) de modo precientífico o espontáneo, y b) de modo científico o filosófico. Por medio de una deducción espontánea, todos los hombres pueden llegar al conocimiento de Dios. Este primer grado de conocimiento, imperfecto, es suficiente en su orden: la humanidad, a lo largo de los siglos, siempre ha tenido una cierta noción de Dios. ,El segundo modo natural de conocer a Dios es el constituido por las elaboraciones científico-filosóficas, que no todos los hombres llegan a realizar. Se trata de un conocimiento, ciertamente válido, que llega a conocer a Dios como causa primera de los entes y lo que eso lleva consigo, es decir, una serie de perfecciones y atributos. Es claro que no se trata de un conocimiento exhaustivo, pues no se llega a conocer lo que es Dios en sí mismo. A partir de las criaturas, efectos suyos, accedemos a Dios, llegamos a conocer que Dios es y un poco de lo que es. Ciertamente, con este conocimiento se conoce del Absoluto más lo que no es que lo que es, pues Dios excede infinitamente a los efectos de los que partimos para conocerle. En segundo lugar, el hombre puede conocer a Dios de modo sobrenatural,es decir, de un modo que excede las fuerzas de la razón humana. El modo sobrenatural de conocer a Dios es de dos tipos: a) por la fe (lumen fidei), y b) por visión (lumen gloriae). La fe proporciona un conocimiento de Dios mucho más alto que el que aporta la razón natural, ya que le conocemos no por sus efectos, sino por la manifestación que ha hecho de sí mismo por medio de la Revelación. Y conocer a Dios por visión es conocerlo cara a cara, por experiencia: tal como es en sí mismo (visión beatífica o experiencia mística) Es verdad que "debido a esa necedad del no creyente que suprime la verdad con injusticia, en tales condiciones la evidencia es irrelevante, pues el incrédulo cambia la verdad por la mentira.". Pero no es menos cierto que si el hombre prefiere suprimir la verdad y cambiarla por la mentira, sin importar el método apologético que uses siempre se moverá en tales condiciones. No he visto cómo el hecho de presuponer puede cambiar de mejor forma el pensamiento imperfecto del ser humano, pues, usando tus mismas palabras: el incrédulo cambia la verdad por la mentira, y si es verdad que el cristianismo y el teísmo son necesarios para justificar los razonamientos nada nos motiva a pensar que no cambiaran esa verdad. Otro error evidente que salta a la vista es que el presuposicionalismo asume que las evidencias por sí mismas pueden completar la conversión del incrédulo, pero debemos tomar en cuenta que el evidencialismo sólo se encarga de remover los obstáculos intelectuales que tiene el incrédulo para no creer, algo tan sencillo como eso puede hacer una diferencia significa a la hora de interpretar la realidad, pues no cabe duda que el hombre también es un ser racional. Si un escéptico parte de la premisa de que los milagros no ocurren, es porque ciertamente existe un conocimiento sobre el mundo que sólo contempla los hechos naturales que ocurren con mayor probabilidad. En nuestra experiencia diaria no vemos milagros a cada rato, sólo vemos hechos naturales que corresponden con el curso normal de naturaleza. El evidencialismo proporciona una serie de evidencias racionalmente convincentes para mostrar un aspecto que no es común en lo natural, pero también el presuposicionalismo conlleva ese propósito, así que ambas metodologías apologéticas tienen ese punto en contra. El mismo razonamiento puede ser usado para desacreditar al presuposicionalismo, pues la existencia de Dios no es un evidente para nosotros, Qouad nos, de modo que los hechos siempre "hablan por sí mismos" e independientemente del método apologético que usemos el incrédulo parte de la premisa de que los milagros no ocurren. Sorpresa se lleva el presupocionista cuando el escéptico se declara con una postura nominalista , Dios como primera causa del ente finito, no aparece la evidencia directa e inmediata, lo cual lleva consigo la necesidad de la demostración. El problema de la inevidencia del Absoluto equivale al problema de la necesidad de su demostración. Atacar los presupuestos no sirve de nada cuando naturalmente el ser humano no percibe a Dios de forma inmediata. Siempre se sumarán pensamientos contrarios, y siendo así , no importa cuánto ataques sus presupuestos o bases de razonamiento. La existencia de Dios jamás podrá percibirse lo cual deja un espacio para que el incrédulo siga interpretando la realidad como algo no contingente a Dios. Así que como he sostenido desde un inicio, el evidencialismo es una buena forma de atacar a una postura escéptica, dado que todos en general tenemos una percepción inmediata de lo natural, entonces se hace inevitable llegar a la existencia de Dios si lo que podemos percibir en nuestra experiencia inmediata refleja la obra del creador. No ocurre lo mismo cuando apelamos al presuposicionalismo. La apologética presuposicional se enfoca en refutar las cosmovisiones o los presupuestos no cristianos, sin embargo, vuelve a fallar en demostrar que es un método apologético válido comparativamente con el evidencialismo, si una persona toma como absoluto el materialismo, la cosmovisión no cristiana o teísta, no significa que el evidencialismo tenga problemas, ni en lo más mínimo, esto solamente señalaría que algunas personas son tan dogmáticas que no pretenden considerar ninguna postura diferente a la que tienen. Salta a la vista que si alguien tiene un compromiso absoluto con el materialismo, no importa cuan fuerte sea la postura teísta con respecto al enfoque correcto de la realidad. Me temo que esto no proporciona ninguna prueba para considerar que el evidencialismo falla. Al contrario, creo que tiene una probabilidad mayor de funcionar, a diferencia del presuposicionalismo, pues atacar una cosmovisión demostrando su ineficacia no es dar una prueba positiva de que su opuesto es verdadero, por mucho sólo podríamos llegar a un argumento ad ignorantiam. Pero si das pruebas positivas como en el evidencialismo entonces existe una posibilidad de que las pruebas naturales exhiban la existencia de Dios. Si tú me presentas el caso de un materialista dogmático como Richard lewontin yo podría presentar el caso de Antony Flew. Flew fue el máximo referente del ateísmo filosófico anglosajón en la segunda mitad del siglo xx; su «cambio de bando» del ateísmo al deísmo-en 2004 fue glosado así por un comentarista: «Es como si el papa anunciara que ahora piensa que Dios es un mito. Pero Flew no abandonó el ateísmo por ninguna iluminación mística, sino siguiendo argumentos estrictamente racionales e interpretando los descubrimientos de la ciencia de VANGUARDIA. Un caso particular en donde las evidencias científicas nos llevan a la existencia de Dios. RESPECTO A BAHNSEN Y EL PRESUPOSICIONALISMO. Su enfoque circular no está respaldado en ninguna parte por la Escritura cristiana. Los pasajes de las Escrituras que abogan por probar las afirmaciones de la revelación divina (p. Ej., Deut. 18: 21-22) y que cuestionan el desafío a otros dioses (Isaías 41: 21-29, etc.) no afirman que las Escrituras deben determinar qué puntos de vista del razonamiento, las evidencias y la epistemología deben ser adoptadas para probar las Escrituras. Por el contrario, estos pasajes de las Escrituras presuponen que las inferencias lógicas de las experiencias son formas en que las personas pueden saber si se han cumplido las profecías y si se han producido milagros. Estos pasajes también presuponen que las inferencias lógicas de profecías cumplidas, milagros, etc. son formas en que los paganos pueden llegar a saber quién es el verdadero Dios, sin tener que presuponer que cualquier Escritura debe controlar la forma en que una persona elige, evalúa. , y formula estas evidencias. Es interesante observar que, si bien los presuposicionistas se enorgullecen de defender las Escrituras, su enfoque no se encuentra en las Escrituras. Ningún siervo de Dios es representado en la Escritura como si hubiera presentado un argumento circular o haya recurrido a un argumento circular cuando es desafiado por una objeción de los paganos, como lo haría Frame. Por el contrario, el método presuposicionista es diferente del utilizado por estos servidores. Además de los ejemplos que Habermas cita, se pueden dar otros ejemplos: Al dirigirse a los escépticos en Corinto que dudaron de la resurrección (1 Cor. 15:12), Pablo recurrió a las experiencias sensoriales de los testigos oculares para probar su punto: pidió a los corintios para echar un vistazo a los que habían visto a Jesús. La declaración de que Jesús se apareció a más de quinientos hermanos a la vez, la mayoría de los cuales permanecen hasta ahora '1 Cor. 15: 6) está claramente concebido como evidencia testimonial que puede ser verificada por su audiencia para que también sepan que ocurrió la resurrección. A los corintios les pareció increíble la resurrección (1 Corintios 15:12) .16 Del mismo modo, Theissen y Merz observan que las referencias a las apariencias en orden cronológico y la accesibilidad en el presente de muchos testigos, solo algunos de los cuales han muerto, apoyan la comprensión de 1 Cor. 15: 3-11 como un intento de probar la resurrección de Cristo. Pablo no defendió su opinión de la evidencia de una manera circular. En otro pasaje, Lucas describe a Pablo cuestionando la razonabilidad de la presuposición de los escépticos al preguntar '¿Por qué alguno de ustedes consideraría increíble que Dios resucite a los muertos? "(Hechos 26: 8, NVI). Siguiendo el ejemplo bíblico de Pablo ( a lo que Frame se comprometería) implicaría que, cuando se enfrentan a escépticos que rechazan todas las afirmaciones sobrenaturales desde el inicio (como Bultmann y Hume), el cristiano no debe discutir su opinión de una manera circular. debe mostrar la irracionalidad de su rechazo sin circularidad. Otros ejemplos de argumentos no circulares basados en experiencias sensoriales se pueden ver en los escritos de Lucas, quien enfatiza que el Jesús resucitado fue visto, escuchado, tocado y comió peces (p. ej., Hechos 1: 3). (Lucas 24: 39-43). De manera similar, el autor de las Epístolas de Juan enfatiza que el Verbo Encarnado era "lo que hemos escuchado, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos visto y tocado con nuestras manos, concerniente a la Palabra de Vida y la vida se manifestó, y hemos visto, y testificado y proclamado a ustedes la vida eterna, que estaba con el Padre y se nos manifestó (1 Juan 11-2). Es lo que la frase según las Escrituras en 1 Cor. 15: 4 significa) Sin embargo, la pregunta "cómo sabían que era Jesús de Nazaret" y no a otra persona que cumplió las profecías es contestada por ellos sobre la base de lo que se afirmó que eran las experiencias de los cibersensores (apareció) a mc '[I Corintios 15: 8, lo tocó', 'lo vi comer pescado, etc.), en lugar de discutirlo circularmente. Al concluir que la resurrección ocurrió requiere una interpretación que está condicionada por las particularidades del propio horizonte de percepción.20, los autores del Nuevo Testamento se encargaron de representar los detalles que servirían para excluir interpretaciones alternativas de una manera no circular (por ejemplo, el toque de Jesús). Manos y pies que excluyen una interpretación no física en Lucas 24: 36-39). Seguir su ejemplo significaría que los cristianos deberían hacer lo mismo. Además, si bien la creencia en la inspiración divina del Antiguo Testamento también formó parte de la comprensión previa de los autores del Nuevo Testamento, esto no implica que razonaran como los presuposicionistas. Por el contrario, debe notarse que la creencia judía en el Antiguo Testamento también se afirmó que se basaba en inferencias lógicas de evidencias (como profecías cumplidas y milagros como se señaló anteriormente) en lugar de argumentar circularmente. Por lo tanto, los autores del Nuevo Testamento probablemente pensarían que la resurrección de Jesús también tendría que ser coherente con las profecías del Antiguo Testamento y con el modo de inferencia. "Es teóricamente posible que pueda haber una cantidad de datos extrabíblicos (por ejemplo, sobre evidencias de profecía cumplida) que sirvan como evidencias que apunten a las palabras de las Escrituras como de inspiración divina, mientras que no hay evidencia para pensar que los datos en sí son divinamente inspirado. En ese caso, no se requiere que los cristianos crean que estos datos tienen autoridad divina. Frame piensa que el énfasis de Pablo en 1 Corintios 15: 1-11 es que uno debe creer en la Resurrección porque es parte de la predicación apostólica (es decir, la palabra de Dios; marco destaca los versos 1-2,). Él piensa que, aunque los testigos oculares son importantes, la prueba definitiva es la Palabra de Dios.26 En respuesta, es cierto que Pablo enfatiza que lo que predicó fue la palabra apostólica de Dios, pero el tema fundamental aquí es cómo los escépticos en Corinto podrían saber que el mensaje de Pablo era ciertamente de Dios y, por lo tanto, creer en la resurrección. Pablo afirma que podrían saberlo porque Jesús resucitó y se reveló a los testigos, incluidos "más de quinientos hermanos a la vez, la mayoría de los cuales permanecen hasta ahora" (1 Co. 15: 6). En resumen, los pasajes de las Escrituras que se citan más arriba respaldan un método de argumentación que utiliza las experiencias y la razón como puntos de partida, y no el método circular del Marco. Ahora, el cristiano que razona desde las experiencias y la razón hasta la conclusión de que la Escritura es divinamente revelada, también debe buscar para asegurar que sus puntos de vista sobre la argumentación estén en línea con lo que las Escrituras afirman por coherencia y obediencia a Dios. Pero esto es diferente de decir que la justificación de sus puntos de vista sobre la argumentación requiere el supuesto de que las Escrituras deben establecer las reglas para la argumentación." [1] TEOLOGIA NATURAL, ÁNGEL LUÍS SUÁREZ. [2]Antony Flew Dios existe. [3]Journal of Theological Studies 60 (2009): 570-584. [4] Reply to respondents to my paper “A Response to John Frame’s Presuppositional approach to faith and reason” Andrew Loke El conocimiento de la verdad del teísmo cristiano se debe a la obra del testimonio del Espíritu Santo en la vida del creyente. Pero mostrar que el cristianismo es verdadero tiene que ver con la presentación de evidencias. Nótese la diferencia entre mostrar y saber que el cristianismo es verdadero, lo primero atiende a la presentación de pruebas, lo segundo es un caso específico que tiene que ver con la creencia propiamente básica de la existencia de Dios. Ningún evidencialista niega la acción del E. S en la vida del no creyente, lo que se afirma es que Dios también puede ser conocido por la sola razón natural, tal como lo declara Romanos, 1,19.
En paralelo, es importante tener en cuenta que nuestra metodología nunca descarta a Dios, ese es un invento bastante audaz para acusar a la apologética evidencialista de anti Bíblica. No dejamos un campo neutral respecto a la óntica de su existencia. El problema ya lo resuelve Santo Tomás de Aquino con su distinción entre "Evidencia Quoad se y Evidencia Quoad Nos" Los conocimientos evidentes, que no necesitan demostración, son proposiciones inmediatas o per se notae: que se conocen por sí mismas. Ahora bien, «una proposición puede ser evidente de dos maneras: en sí misma, pero no con respecto a nosotros, o en sí misma y también para nosotros. La causa de que una proposición sea evidente es porque el predicado está incluido en el concepto del sujeto, por ejemplo, ‘el hombre es animal’, pues animal entra en el concepto de hombre. Si, pues, todos conociesen la naturaleza del sujeto y la del atributo de una proposición cualquiera, ésta sería evidente para todos, como lo son los primeros principios, cuyos términos ser y no ser, todo y parte, y otros parecidos, son cosas tan sabidas, que nadie las ignora. Pero, si hay quienes ignoran cuál es la naturaleza del sujeto y la del predicado, la proposición en sí misma será, sin duda, evidente, pero no lo será para quienes ignoran aquellos extremos. ¿Qué sucede con la proposición Dios es? Efectivamente, es una proposición evidente en sí misma, por cuanto el predicado está contenido en el sujeto: incluso, como veremos, se identifica absolutamente con él. Dios es es una proposición evidente quoad se. Más todavía, debe decirse que la suprema verdad es esa: Dios es. Sin embargo, no pudiendo el hombre acceder a la naturaleza divina, conocer lo que Dios es, quoad nos es inevidente la afirmación de la existencia de Dios. A ella se llega a partir de sus efectos. «La proposición ‘Dios es’, en sí misma, es evidente, porque en ella el predicado se identifica con el sujeto, ya que,como más adelante veremos, Dios es su mismo ser. Pero con respecto a nosotros, que desconocemos la naturaleza divina, no es evidente, sino que necesita ser demostrada por medio de cosas para nosotros más conocidas, aunque por su naturaleza sean menos evidentes, a saber, por sus efectos» . Únicamente en la visión beatífica se podrá conocer con evidencia lo que Dios en sí mismo es: únicamente entonces el hombre podrá llegar a saber con evidencia inmediata que Dios es. En la condición actual del hombre, el camino para resolver el problema de la existencia de Dios estriba en proceder por vía de demostración. El conocimiento natural de Dios es el término de un proceso discursivo. Ademas de que como yo he mencionado en mi discurso de apertura, la teología natural contempla la revelación en la naturaleza y también contempla el asunto de la revelación de Dios en la religión. La primer sección únicamente trata de las evidencias que tenemos de la existencia de Dios y que podemos inferir de un análisis observacional del cosmos. Porque Dios no sólo se revela en la religión Cristiana, sino en la naturaleza como entidad necesaria paso explicar en funcionamiento del universo. Aún no he visto como nuestra metodología cuestiona el ser de Dios. El argumento trascendental parte de la premisa de que Dios es necesario para explicar la lógica, se asume que lo es, más no se llega a una conclusión mediante una inferencia a posteriori. Esa es la particularidad de los argumentos presuposicionalistas: Dios se asume en la premisa. Pero hay que plantear un sistema epistemológico confiable para inferir la existencia de Dios mediante evidencias y que esto sea igualmente evidente para cualquier escéptico que use la razón. En el presuposicionalismo Dios es necesario para validar la lógica, y de eso no se sigue que hay que aceptar la existencia de Dios, a lo que podemos llegar es a la importancia de que la lógica sea trascendentalmente necesaria. Van Til y Bahnsen argumentan que el teísmo es previo a cualquier declaración de saber, pero lo que el presuposicionalista ha confundido es la diferencia entre el orden de saber y el orden de ser: o, si lo desea, la diferencia entre una cierta consideración metafísica y una cierta consideración epistemológica. Tomemos como ejemplo la ilustración de un mapa de Atlanta. En el orden de estar, tendría que estar la ciudad de Atlanta antes de que pudiera haber un mapa que muestre cómo llegar a Atlanta. Así, en el orden del ser, Atlanta es el primero. Sin embargo, para encontrar el camino a Atlanta, uno podría necesitar un mapa. Así, en el orden de saber, el mapa es el primero. En el debate del debate, el artista ve que en el orden de Dios, Dios es el primero, ya que, si Dios es el creador de todas las cosas además de Él mismo, entonces, si no hubiera un Dios, no habría nada más. ni siquiera un argumento para Dios. Pero en el orden de saber, podría darse el caso de que uno necesitaría un "mapa" de Dios, es decir, un argumento teísta. Del mismo modo que usar un mapa para encontrar Atlanta, no hace falta nada sobre la prioridad metafísica de Atlanta al mapa, del mismo modo, usar un argumento teísta para encontrar a Dios no dice nada sobre la prioridad metafísica de Dios para el argumento. Mi parámetro de epistemologico es racional conforme a la lógica que es trascendental y confiable,no necesito justificarla debido a que es un axioma evidente y caería en circularidad. Una cuestión totalmente distinta es si nuestros razonamientos tienen sentido, si existe una lógica objetiva en el mundo, siendo la respuesta positiva lo único que hay que decir es que Dios ha construido esa objetividad en las cosas de modo que podamos razonar conforme a la verdad. Dios es la verdad última. Todos los evidencialistas creemos eso, es incorrecto pensar que la realidad es algo que puede entenderse como algo aislado de Dios, porque incluso los números que son necesarios son contingentes. Pero el punto no es ese, el punto es que de acuerdo a nuestro conocimiento de la realidad hay que construir un modelo epistemológico fidedigno para guiar nuestros razonamiento a Dios, porque existen posturas no teístas que pretenden responder a las preguntas ontológicas más importantes, ¿por qué hay algo en lugar de nada? ¿Es la materia lo único que existe? El compromiso del evidencialista es contemplar las diferentes posturas filosóficas y demostrar que sin Dios nada es posible, pero no con una presuposición. La metodología apologética del evidencialista no declara un escepticismo, sólo parte de una observación empírica del cosmos para llegar a una verdad trascendental. En cada enunciado empírico Dios no es evidente, pues Dios no es una entidad tangible sujeta a la materia, no es posible que el conocimiento de la existencia de Dios se alcance directamente con el método experimental científico ,el conocimiento de la existencia de Dios lo obtenemos comprendiendo la esencia de lo creado. Lo que en realidad ocurre es que Dios no es evidente del mismo modo como un electrón no podía observarse en el génesis de su descubrimiento pero el conocimiento de su existencia sólo era posible mediante los efectos que producía en la materia, en realidad el electrón existía pero había que evidenciarlo de forma indirecta. ¿Acaso hay necesidad de tomar una postura escéptica ante la presencia indirecta del electrón? Los efectos de la materia eran evidentes y debían justificarse. En el Antiguo Testamento, los profetas potenciales deben ser probados de acuerdo con sus propias predicciones (Deut. 18: 21-22). Además, se dice que Dios desafió a otros dioses a predecir el futuro de la forma en que podría hacerlo (Isaías 41: 21-29: 44: 7, 24-28; 46:10; 48: 5, 14). Estos pasajes representan a un Dios que se deja probar a sí mismo de tal manera que sus palabras podrían ser refutadas (es decir, si el mensaje profetizado no se cumple), y que pasa las pruebas, de modo que Israel es llamado a ser su testigo de esto. poderosos hechos históricos de confirmación (Isaías 44: 6-8; 52: 6). Del mismo modo, 1 Reyes 18: 20-45 retrata a Elías desafiando a la gente a ver un milagro asombroso como la vindicación de Dios de su profeta y mensaje. El Nuevo Testamento describe a Jesús citando sus milagros como evidencia de que él es el Mesías prometido (Lucas 7: 18-23), y tanto Pedro (Hechos 2: 22-24) como Pablo (Hechos 16: 30-31) proclaman la resurrección de Jesús. Como la validación de sus enseñanzas. Estos pasajes afirman que tanto a los creyentes como a los incrédulos se les dice que examinen la historia usando su razón y sus sentidos para determinar la verdad de Dios. Pero no hay indicio en estos pasajes de que tales desafíos evidenciales disgusten a Dios. Por el contrario, se dice que Dios hizo el desafío él mismo. Por lo no hay problemas con las evidencias, algo problemático seria pensar que la evidencia puede llevarnos hacia la inexistencia de Dios, pero es al contrario. Es interesante que todo en cuanto existe Demuestra la obra del creador, la realidad que ha creado refleja su existencia, hacer énfasis en ese aspecto tan relevante no es tomar un punto de partida exaltando el saber sobre el ser, algo que confunde el presuposicionalismo. Incluso si uno concediera que el presuposicionalista tiene razón al afirmar que los humanos están alejados de Dios en virtud de la rebelión de la humanidad contra Dios, no se sigue de esto que los seres humanos están totalmente alejados de la realidad misma. 1. Seguramente incluso el calvinista o presuposicionalista más extremo admitiría que La gravedad todavía afecta tanto al pecador como al santo. 2. Es desde este terreno común de la realidad que la tradición clásica ha construido su teología natural. 3. Van Til parece pasar por alto el hecho de que el no creyente participa en la realidad y que Su referencia a la realidad misma podría servir como punto de partida para encontrar a Dios. 4. De hecho, algunos podrían argumentar que es la tradición clásica lo que más honra a Dios, ya que se niega a reconocer que hay algún aspecto de la realidad que no apunta directamente a Dios como su creador o que no lo hace de manera perspicua. Es decir, si empiezas desde la cosmología, llegas a Dios, si empiezas desde la biología, llegas a Dios, si empiezas desde las matemáticas, llegas a Dios. El presuposicionalismo tiene un argumento interesante a su favor, el argumento trascendental y es como sigue: A por lo tanto B, donde B es una condición necesaria para A. Sea (A) la lógica, Y (B) Dios. Por tanto, Dios es condición necesaria para la lógica. Mi pregunta es, ¿por qué un evidencialista no podría usar ese argumento? Todos los teístas entendemos que Dios es necesario para justificar la existencia de todo aquello que entendemos y percibimos en el universo, nuestro conocimiento de la realidad es contingente a Dios ontológicamente, pero el problema reside en cómo podemos demostrar esta verdad en un contexto en el cual Dios no puede conocerse empíricamente. Sin duda alguna, el no creyente tanto como el no creyente tienen las gafas empañadas, lo que no les permite ver la realidad tal cual es, entonces hay que preguntarse como podemos llegar a una visión más clara, de ahí nuestra epistemología podría servir como una forma de limpiar un poco el lente de nuestras gafas. Pienso que hay un error cuando el presuposicionalismo toma una premisa que el evidencialismo podría contemplar en sus argumentos, Si A entonces B, Si la lógica existe entonces Dios existe. Este es un principio trascendental: la lógica existe. Es necesario partir de ese hecho ineludible, del mismo modo como lo es el principio evidencialista de Ex nihilo nihil Fit. Todo tiene una causa o una razón para su existencia. De ahí podemos empezar razonando ¿es Dios condición necesaria para la lógica, cómo podemos saberlo, cuál es el sustento de esto ? El evidencialismo podría mostrar una serie de premisas para llegar a esa conclusión, es cuando podemos pensar que Dios es una condición necesaria para la lógica ya de una forma clara porque nuestras Gafas se han clarificado. El argumento de la aplicabilidad de las matemáticas que usa Craig es claramente un argumento evidencialista, pero su P1 empieza diciendo que "Si Dios no existe la aplicabilidad de las matemáticas sólo son una feliz coincidencia", del mismo modo como decir "Si Dios no existe la lógica no es fiable". ¿ Son las matemáticas sólo abstracciones mentales o tienen una realidad independiente que provee una estructura para el mundo físico? El naturalismo es ineficaz para explicar la complejidad matemática que impregna al mundo físico, de cualquier modo, si usas la aritmética elemental te encontrarás con que ya existe una rica estructura matemática la cual es inevitable. Así que, de cierta forma, asumir las matemáticas es enfatizar la existencia de Dios. Al usar la aritmética, si la explicación a las matemáticas es Dios, entonces irremediablemente presuponemos su existencia en un plano ontológico, pero esto no es licencia para hacer declaraciones presuposicionales. De acuerdo, Dios es la realidad final de todas las cosas, la base de toda existencia , pero de ahi no se infiere su existencia, dado que no es evidente para nosotros quoad nos , pero si quoad se. Pero conviene realizar al respecto una importante distinción entre lo que es de suyo evidente (per se notum quoad se) y lo que es además evidente para nosotros (per se notum quoad nos). posee una significativa metafísica y hay que distinguir estos términos Con respecto a nosotros (quoad nos) que no tenemos un conocimiento completo de su esencia, no es evidente. La existencia de Dios, por lo tanto, necesita ser demostrada por medio de cosas más evidentes para nosotros, por ejemplo mediante el análisis de los seres contingentes o el movimiento metafísico de los seres. ¿Pero qué pasa con la evidencia positiva en la apologética presuposicional? Así lo explica Gary Habermas. El método presuposicionalista de Bahnsen y la apologética positiva. Una preocupación importante que surge claramente de la lectura de trabajos publicados de la escuela de pensamiento presupositiva de Van Tillian es que rara vez intentan desarrollar evidencias positivas para el teísmo cristiano. Un fenómeno simplemente sorprendente aquí es que, si bien reconocen claramente la necesidad de hacerlo, rara vez lo intentan.Por ejemplo, Van Til reconoce que él cree que es importante "participar en apologética histórica". Pero explica que no lo hace porque sus colegas en su seminario "lo están haciendo mejor de lo que yo podría hacerlo". Sin embargo, agrega algunas sugerencias sobre cómo se debe hacer ese esfuerzo. Ahora, ¿qué está mal con tal respuesta? ¿No es la modestia un activo loable? Lo extraño del asunto, sin embargo, es cuando los alumnos clave de Van Til, como Bahnsen y Frame, dicen exactamente lo mismo. El resultado final es que los tres principales defensores de esta marca de presuposicionalismo han elogiado las evidencias positivas, pero se han abstenido de producirlas realmente. Las similitudes de las respuestas pueden ser sorprendentes. Por ejemplo, Bahnsen reconoce la aprobación de evidencias históricas por parte de Van Til, y enumera algunas de las advertencias de Van Til al hacerlo. [41] Asimismo, el propio Bahnsen respalda las evidencias históricas. Pero que yo sepa, Bahnsen nunca desarrolla un caso por sí mismo, ni en su larga respuesta a Montgomery, ni en ningún otro lugar. El marco es aún más sencillo. Reconoce que la Biblia con frecuencia hace uso de evidencias históricas, sosteniendo que son cruciales para argumentar un caso para el teísmo cristiano. Incluso afirma: "Me alegra saludar la tradición evidencialista", y felicito a muchos autores, entre ellos Montgomery, Craig, JP Moreland y a mí mismo por desarrollar varios tipos de argumentos probatorios. [43] Sin embargo, Frame admite que los presuposicionalistas han fracasado al no producir evidencias para el cristianismo. Incluso va tan lejos como para decir: "Desafortunadamente, ha habido muy poco análisis real de la evidencia en la escuela presuposicionalista de apologética Van Tillian". Luego agrega: "Espero que esta brecha en la literatura apologética reformada pronto se llene, aunque no puedo llenarla, al menos no aquí y ahora". [44] En otra parte, habla de manera similar, reconociendo esta tendencia como una debilidad en el presuposicionalismo, pero nuevamente observa que él no es quien debe hacer nada al respecto. [45] Y mientras discute la evidencia histórica de la resurrección de Jesús, Frame comienza diciendo: "No agregaré mucho a la voluminosa literatura que muestra la credibilidad del testimonio bíblico de este gran evento". En conclusión. 1, El evidencialismo no está Alejado de Dios, por cuanto considera que Dios es la fuente de toda verdad. No es algo propio del presuposicionalismo. 2, El estándar para validar la lógica en nuestras evidencias es la realidad misma que contiene un carácter lógico fundado en la existencia de Dios, de modo que una evidencia o presentación pruebas o evidencias sólo se posicionan en el orden de saber respecto al ser de Dios. Conviene recordar que no es lo mismo quoad se y quoad nos, y esto supone una diferenciación metafísica importante para entender nuestros argumentos evidencialistas respecto al teísmo y al cristianismo. Page 7 2106 Richard G. Howe, Ph.D Page 6 2006 Richard G. Howe, Ph.D Teología Natural, (sexta edición) Ángel Luís Suárez. Gary Habermas, "Greg Bahnsen, John Warwick Montgomery y Evidential Apologetics SANTO TOMÁS, S.Th., I, q. 2, a. 1. Aplicabilidad de las matemáticas, WLC. youtube Corintios 2. 10:15. Debemos destruir los argumentos que vayan en contra de la la existencia de Dios. La Biblia dice en pedro 1-3:15 que debemos dar una defensa lógica de lo que creemos. La Biblia también llama a que amemos a Dios con toda nuestra mente, lo cual incluye nuestro intelecto y los razonamientos lógicos que nos llevan a un correcto entendimiento. Así que cuando debatimos con escépticos debemos estar preparados para dar una defensa racional y Lógica, debemos responder todas las preguntas importantes. Tenemos que saber que la revelación de Dios no se da únicamente en Jesucristo, se da también en la naturaleza en donde podemos apreciar su existencia indirectamente. Así lo declara la Biblia en Salmo 19:1,"Los cielos cuentan la obra de Dios, el firmamento proclama la obra de sus manos."La existencia de Dios y otras verdades que de Él pueden ser conocidas por la sola razón natural, tal como dice Rom 1,19, no son artículos de fe, sino preámbulos a tales artículos. Pues la fe presupone el conocimiento natural, como la gracia presupone la naturaleza, y la perfección lo perfectible. Sin embargo, nada impide que lo que en sí mismo es demostrable y comprensible, sea tenido como creíble por quien no llega a comprender la demostración. Y es bastante importante este hecho, pues la verdad siempre ha existido y no se remonta solamente a las épocas del cristianismo, sino que es desde el surgimiento del primer hombre racional. La verdad y todo en cuanto existe deriva de Dios, todo razonamiento es gracias a que el existe, eso no es ninguna novedad, por eso cuando el evidencialista presenta pruebas está glorificando a Dios, todo lo bueno que hacemos es gracias a su voluntad y para su voluntad. Así lo explica Ángel Luís Suárez: el hombre puede conocer a Dios por las solas fuerzas de la razón natural. En el conocimiento natural de Dios hay varios grados; un primer grado es un modo de conocimiento pre científico o espontáneo; el segundo es científico o metafísico. Aunque de lo que se trata aquí es de justificar racionalmente el conocimiento de Dios, es decir, nos interesa el conocimiento científico o metafísico, sin embargo, aludimos en primer lugar al conocimiento espontáneo, que es paso obligado para el segundo. Sin necesidad de una demostración elaborada de modo preciso, se da un conocimiento natural espontáneo de la existencia de Dios, como lo prueba la experiencia continua y universal. «Hay una especie de espontánea deducción, totalmente atécnica, pero absolutamente consciente de su propio significado, en virtud de la cual cada hombre se encuentra a sí mismo elevado a la idea de un Ser trascendente por la mera visión en la naturaleza de su impresionante majestad. En un fragmento de una de sus obras perdidas, el mismo Aristóteles observa que los hombres han deducido su idea de Dios de dos fuentes: sus propias almas y el movimiento ordenado de las estrellas. De cualquier forma, el hecho en sí mismo está fuera de duda, y las filosofías descubrieron con retraso la idea de Dios (…). Es un hecho que la humanidad, siglo tras siglo, tiene cierta idea de Dios; los hombres, sin cultura intelectual alguna se han sentido oscura, pero fuertemente convencidos de que el nombre de Dios se refería a un ser realmente existente; y aún hoy, innumerables seres humanos llegan a la misma convicción y formándose la misma fe sobre la única base de su personal experiencia» El evidencialismo, cabe recalcar, no es una forma de sostener nuestra creencia o nuestra fe mediante evidencias principalmente, sino que como declara William Lane Craig: “Los argumentos y las pruebas son parte de demostrar que tu fe es verdadera. Si esos argumentos y evidencia colapsan, eso simplemente significa que no tienes una manera efectiva de mostrarle a alguien que lo que sabes que es verdad es verdad. Cuando hablamos de evidencialismo en este contexto, estamos hablando de un método apologético. No soy un evidencialista si está hablando de epistemología religiosa. Estoy de acuerdo con Alvin Plantinga en que la forma fundamental en que conocemos las grandes verdades del Evangelio es a través del testimonio inmediato del Espíritu Santo. Pero los argumentos y la evidencia son útiles para mostrar a otra persona que lo que sabemos que es verdad es verdad.” Después de saber esto, supongo que nuestra apologética tendrá un voto de confianza para los presuposicionalistas, no hay que preocuparse por el problema de que la evidencia sea más importante que la Biblia en el evidencialismo, porque no lo es. Como vemos, la apologética evidencialista, es muy sencilla, no tiene por qué apartarse del evangelio, no hay razones para pensar que se separa del cristianismo, al contrario, toda verdad o razonamiento válido es en glorificación a Dios porque todo deriva de él. Es tan fácil como presentar una serie de argumentos para demostrarle a mi hermano que la Filosofía es un saber imprescindible, contrario a su negativa de que no necesitamos de filosofía: desde luego, no puedo partir de que la filosofía es un saber imprescindible para demostrarle que lo es, probablemente si sabe de lógica me acusará de que cometer un razonamiento circular de petición de principio al tratar de presuponer la conclusión que le pretendo probar. Aunque ciertamente la filosofía sea un saber imprescindible. La verdad está ahí y podemos llegar a ella de muchas formas. Nuestra apologética sólo es una forma de defender la existencia de Dios a través de una gama de aspectos filosóficos y científicos que perfectamente podemos saber mediante un análisis racional de la naturaleza. No hay un fondo oculto contrario al cristianismo en nuestras evidencias, lo contrario sería exaltar a la razón por sobre la fe, sin embargo, nuestra postura es que hay una dualidad Fe- Razón inquebrantable. Ambas son necesarias para constituir una fe sólida. Si vemos los Debates sobre la existencia de Dios , podemos darnos cuenta de que las demostraciones únicamente nos llevan a la existencia de un Dios teísta sin hacer mucho énfasis en la verdad del cristianismo, esto no supone ningún problema: porque sólo es una forma de aprovechar un gran hecho ineludible de que Dios puede ser demostrado tomando premisas empíricas como realidades que apuntan a un Ser máximamente grande. Por ejemplo, 1, Todo lo que comienza a existir tiene una causa, 2, El universo comenzó a existir. 3,Por lo tanto el universo tiene una causa,. 4- Esa causa debe ser Aespacial, Atemporal, eterna y personal. Es interesante, porque es una serie de atributos que corresponden con el el Dios que nos menciona el cristianismo, sin embargo no demuestra al cristianismo como tal, porque este depende de la resurrección de Jesús, sin resurrección nuestra fe cristiana es vana. Hay dos grandes verdades: uno, Dios se hace evidente en la realidad observable pero de forma indirecta. Dos, Dios se se hace evidente en la historia de la humanidad con el surgimiento del cristianismo y la resurrección de Jesús. Enfatizar estos dos hechos para demostrar que nuestra verdad es verdad, es ciertamente importante para nuestra apología, y lo que hacemos los evidencialista es tomar estos dos hechos por separado para luego formar un caso acumulativo abrumador para demostrar la existencia de Dios. Se hace obvio que nuestro método no sólo es a favor del teísmo, o deísmo como dicen por ahí, sino que contempla las dos grandes verdades. En consecuencia, La apologética evidencialista no deja neutralidad en cuando a la ontología de la existencia de Dios, sino respecto a la epistemología, pues esa sería la forma correcta de llegar a la verdad: a eso se refiere la epistemología. La epistemología (del griego ἐπιστήμη epistḗmē, ‘conocimiento’ y λόγος lógos, ‘estudio’) es la rama de la filosofía que estudia el conocimiento, se ocupa de la naturaleza del conocimiento, de su posibilidad, alcance y base general. Es decir, ¿la obra del creador da pistas suficientes para pensar que existe estudiando su obra, o el creador se mantiene oculto y su obra realmente no refleja su existencia? Plantear esta pregunta no es cuestionar la existencia del creador, como muchos presuposicionalista piensan, es hacer énfasis en la revelación general del creador preguntándose si realmente es posible llegar a su existencia con el conocimiento que actualmente tenemos. Hasta el momento, no hay huecos epistémicos para no creer. En el caso del objeto de la teodicea, Dios como primera causa del ente finito, no aparece la evidencia directa e inmediata, lo cual lleva consigo la necesidad de la demostración. El problema de la inevidencia del Absoluto equivale al problema de la necesidad de su demostración, a pesar de que DIOS sea necesario para la existencia y fiabilidad de nuestros principios trascendentales como afirma Greg bahnsen. Ya nos decía SANTO TOMAS DE AQUINO, una proposición puede ser evidente de dos maneras: en sí misma, pero no con respecto a nosotros, o en sí misma y también para nosotros. La proposición "Dios es" es evidente en si misma, quoad se, pero no para nosotros,quoad nos. Por lo tanto la existencia de Dios debe demostrarse a partir de sus efectos. entonces se hace obvio que el hecho de que existan aspectos trascendentales no es un puente para evitar las demostraciones. En la Teología natural tenemos demostraciones lógicas, por ejemplo algunas vías tomistas. 1ª Vía: Prueba cosmológica o del movimiento: Todo lo que se mueve es movido por otro. -Con el fin de evitar el regreso al infinito debemos pensar en un motor que mueva todo lo demás sin que él sea movido a su vez por otro. -Existe, pues, un motor que sin moverse él, mueve todo lo demás, al cual llamamos Dios. 2ª Vía: Prueba por la causa eficiente: Hay un orden determinado entre las causas eficientes. Es imposible proceder al infinito en el orden de las causas eficientes. Es necesario que exista una causa eficiente primera, a la cual llamamos Dios. 3ª Vía: Hay dos formulaciones. Para entenderla hay que tener en cuenta que según Aquino, entre otros, los seres se dividen en “necesarios por sí” y “necesarios por otro” contingentes). a) Prueba por lo necesario: El ser necesario tiene la razón de su necesidad en sí mismo o no tiene la razón de su necesidad en sí mismo. No es posible aceptar una serie infinita de cosas necesarias. Por tanto tiene la razón de su necesidad en sí mismo. b) Prueba por la contingencia: -Si no existiera un ser necesario, ahora no existiría nada. No es verdad que ahora no exista nada. Luego no es el caso de que no hay algún ser necesario. WLC enfatiza la importancia de la apologética en el evangelismo y lo explica así: “Pocas personas estarían en desacuerdo conmigo en cuanto a que la apologética fortalece la fe de los creyentes cristianos. Pero muchos dirán que la apologética no es muy útil en el evangelismo. Como se señaló anteriormente, afirman que nadie viene a Cristo a través de argumentos (No sé cuántas veces he escuchado esto) Ahora bien, esta actitud desdeñosa hacia el papel de la apologética en el evangelismo ciertamente no es la visión bíblica. Al leer los Hechos de los Apóstoles, es evidente que fue el procedimiento estándar de los apóstoles argumentar a favor de la verdad de la cosmovisión cristiana, tanto con judíos como con paganos (por ejemplo, Hechos 17: 2-3, 17; 19: 8; 28: 23-24). En el tratamiento de Audiencias judías, los apóstoles apelaron a la profecía cumplida, a los milagros de Jesús, y especialmente a la resurrección de Jesús como evidencia de que él era el Mesías (Hechos 2: 22-32). Cuando se enfrentaron a las audiencias gentiles que no aceptaron las Escrituras judías, los apóstoles apelaron a la obra de Dios en la naturaleza como evidencia de la existencia del Creador (Hechos 14:17) Luego se hizo un llamamiento al testimonio de testigos oculares de la resurrección de Jesús para mostrar específicamente que Dios se había revelado a sí mismo en Jesucristo (Hechos 17: 30-31, 1 Corintios 15: 3-8). Francamente, no puedo evitar sospechar que aquellos que consideran la apologética como inútil en el evangelismo simplemente no hacen suficiente evangelismo. Sospecho que en algún momento trataron de usar argumentos apologéticos y descubrieron que el incrédulo seguía sin estar convencido. Luego sacan una conclusión general de que la apologética es ineficaz en e evangelismo. “ “Lee Strobel me comentó recientemente que ha perdido la cuenta del número de personas que han venido a Cristo a través de sus libros El caso de Cristo y El caso de la fe. Ponentes como Josh McDowell y Ravi Zacharias han llevado a miles a Cristo a través de un evangelismo orientado apologéticamente. Tampoco, si puedo hablar personalmente, ¿ha sido mi experiencia que la apologética es ineficaz en el evangelismo? Continuamente estamos encantados de ver a las personas entregando sus vidas a Cristo a través de presentaciones del evangelio orientadas apologéticamente. Después de una charla sobre argumentos para la existencia de Dios o evidencia de la resurrección de Jesús“ La tercera vía parte de la generación y corrupción, y llega a Dios como Ser Necesario por sí mismo. Aunque con diversos criterios, a veces encontrados, muchos filósofos a lo largo de la historia han considerado esta demostración como la mejor, hasta el punto de que algunas otras, como la segunda y la cuarta, alanzarían pleno valor a la luz de ésta; ha ocurrido así porque se la consideraba como la más universal en el punto de partida. Sin embargo, esa pretendida universalidad se fundamentaba en un equivocado concepto de contingencia, como veremos; lo cual, por supuesto, no quiere decir que pruebe menos, sino únicamente que no es la vía metafísica por excelencia ni la más propia según la metafísica de Santo Tomás. En la Summa Toheologiae es enunciada de esta manera: «la tercera vía parte del ente posible y necesario, y puede formularse así...
Encontramos en el mundo algunas cosas que son posibles de ser y no ser. Ahora bien, es imposible que los seres de tal condición sean siempre, puesto que lo que es posible de no ser,alguna vez no es. Si, pues, todas las cosas son posibles de no ser, alguna vez no existió nada; pero si esto es verdad, tampoco existiría nada ahora, porque lo que no es no empieza a ser sino por algo que es. Luego si nada existía es imposible que algo comenzara a ser, y de este modo no existiría nada, lo cual es evidentemente falso. Luego no todos los entes son posibles, sino que debe existir alguno que sea necesario. Pero todo ente necesario o tiene causa de su necesidad en otro o no la tiene. No es posible proceder al infinito en los seres necesarios que tenen causa de su necesidad, como tampoco lo es en las causas eficientes. En consecuencia, necesariamente debe existir algo que sea necesario por sí mismo, que no tenga la causa de su necesidad fuera de sí sino que sea causa de la necesidad de los demás, al cual todos llaman Dios» A) Si en todas las vías es fundamental entender bien el punto partida en la tercera es imprescindible, ya que una equivocada noción de lo posible y necesario conduce a una distorsión del pensamiento de Santo Tomás, y ya no sólo con referencia a la intelección de esta vía, sino que alcanza puntos neurálgicos de su metafísica del ser. Afirma Santo Tomás que la tercera vía se toma de lo posible y necesario (ex possibile et necessario) Posible no se emplea aquí en el sentido de lo que no es, pero puede ser, es decir, como el objeto propio de una determinada potencia activa, sino en el sentido de lo que puede ser y no ser. A este último se le denomina contingente. Necesario, en cambio, es lo que no puede ser de otro modo, o mejor, lo que no puede no ser. De ahí que para Santo Tomás «algo es contingente en razón de la materia, pues contingente es lo que puede ser y no ser, y la potencia corresponde a la materia. La necesidad sigue a la razón de forma, pues las cosas que se siguen de la forma inhieren con necesidad» En consecuencia, sólo son contingentes, posibles de ser y no ser, los entes materiales. Los seres espirituales son necesarios, aunque es claro que no son necesarios por sí mismos, sino que la causa de su necesidad la tienen por otro. Quiere decirse que todos los entes finitos son no necesarios por sí mismos, pero en diversos grados: no es lo mismo un ángel que una piedra. Por el contrario, quienes consideran la contingencia en el sentido de posibilidad de ser afirman el mismo grado de no necesidad para todos los entes que no son Dios; ello es consecuencia, de un modo u otro, de la reducción del ser a la esencia, de no entender la esencia como potencia de ser y el esse como principio intrínseco del ente que le hace real. Pero el contingentismo absoluto de todo lo que no sea el propio Dios es algo que de ninguna manera tiene fundamento en la metafísica de Tomas de Aquino. Esto es así porque el acto únicamente se limita por la potencia correspondiente, y como en los entes el esse es acto, se determinará por su potencia, que es la esencia. Pero existen esencias que una vez actualizadas no pueden dejar de ser, son necesarias y no contingentes, ya que no son corruptibles (así el ángel el alma humana). De ahí que no pueda considerarse a esta vía como la más universal en el punto de partida, porque el hecho de experiencia está limitado por Santo Tomas a los entes posibles de ser y no ser, «ya que vemos algunas cosas que se generan y se corrompen», es decir, los entes contingentes, los entes materiales. Las cosas que se generan y se corrompen son patentes en la experiencia. El hecho de la generación y corrupción de algunos entes nos lleva a considerarlos como posibles de ser y no ser. Las cosas que se engendran, que comienzan a ser en un momento determinado, y que en otro momento determinado se corrompen, dejan de ser, son limitadas en la duración, pues o no han sido siempre (las que en un momento determinado empiezan a ser por generación) o no son siempre (las que se corrompen en un momento determinado). Esos entes que se generan y se corrompen son, en consecuencia, posibles de ser y no ser, o sea, contingentes. B) Pero si todas las cosas ouesen possibilia esse et non esse no existiría nada; por tanto hay cosas necesarias, cosas que no son possibilia non esse. Esto resulta fácil probarlo. Algunas cosas que se generan o se corrompen es imposible que existan siempre. De la misma noción de generación y corrupción se desprende que los entes que se generan, antes no existan, y los que se corrompen no existen después de corromperse. Pero si todas las cosas que vemos son posibles de no ser, contingentes , habría existido un tempo en que no habría habido nada; «pero si esto es verdad, tampoco ahora existiría nada, porque lo que no es no empieza a ser sino por algo que es». La nada en cuanto tal no puede ser principio de algo. Ahora bien, que no existe nada ahora es a todas luces falso. Eon consecuencia, no todos los entes son contingentes sino que tiene que haber algunas cosas necesarias. C) Esa necesidad o es per se o es ab alio. Todo ser necesario o tiene la causa de su necesidad en sí mismo, o por otro. Una serie infinita de entes necesarios ab alio –que reciben de otro su necesidad– necesarios por participación, no tendría fundamento. Y ello por idénticas razones vistas al estudiar las causas eficientes en la segunda vía. D) Se llega por tanto a la existencia de un primer Ente necesario por sí mismo, que no puede tener la necesidad recibida, sino que es absolutamente necesario. El ser necesario por sí mismo es aquel que no tiene el ser recibido por otro, sino que es su mismo ser, el ser mismo subsistente: Dios. 1. Es evidente, y nos consta por nuestra experiencia directa del mundo, que existen seres contingentes, es decir, seres que dependen de otros para existir. 2. Ahora bien, como acabamos de decir, un ser contingente depende de otro para existir Entonces, si hallamos que existe un ser contingente es necesario inferir que existe otro ser del cual depende este. 3. Pero si asumimos que todos los seres son contingentes tendremos que este primero dependerá de un segundo, que será contingente, de modo que dependerá de un tercero, también contingente, y así sucesivamente. Mas no se puede seguir así indefinidamente porque de ser ese el caso no podría existir ningún ser puesto que una cadena infinita de dependencia ontológica es absurda. Por consiguiente, es necesario postular la existencia de un Ser Subsistente, es decir, de un ser que no dependa de ningún otro para existir sino tenga plenamente en Si mismo todo el fundamento del ser. 4. Este Ser Subsistente que no depende de ningún otro para existir y que se constituye como el fundamento de la existencia de todos los demás seres es Dios 5. Luego, Dios existe. REFERENCIAS.
La primera y más clara vía para demostrar la existencia de Dios se funda en el movimiento, entendido no solo como desplazamiento sino primordialmente como cambio, y se estructura como sigue:
1. Es evidente, y consta a nuestros sentidos, que hay cosas que se mueven, es decir, que cambian 2. Pues bien, todo lo que se mueve, cambia, muda o transforma es movido por otro, ya que nada se mueve más que cuando está en potencia respecto aquello para lo que se mueve. En cambio, mover requiere estar en acto, pues no es otra cosa que hacer pasar algo de la potencia al acto y esto no puede hacerlo más que lo que está en acto. 3. Pero si lo que mueve a otro es a su vez movido, es necesario que lo mueva un tercero, y a este otro. Mas no se puede seguir así indefinidamente, porque así no habría primer motor, y, en consecuencia, no habría motor alguno, pues los motores intermedios no mueven más que en virtud del movimiento que reciben del primero. Por consiguiente, es necesario llegar a un Primer motor que no sea movido por otro 4. Este Primer motor que no es movido por otro y que se constituye como el principio de movimiento de todos los demás seres es Dios 5. Luego, Dios existe. La primera y más manifiesta vía se toma del movimiento (ex parte motus).Es innegable y consta por el testimonio de los sentidos que en este mundo hay algunas cosas que se mueven. Ahora bien, todo lo que se mueve es movido por otro, ya que nada se mueve sino en cuanto está en potencia respecto a aquello para lo que se mueve, pues mover requiere estar en acto, ya que mover no es otra cosa que hacer pasar algo de la potencia al acto. Esto no puede hacerlo más que lo que está en acto; por ejemplo, lo cálido en acto, como el fuego, hace al leño, que es cálido en potencia, ser cálido en acto, y por esto lo mueve y altera. Pero no es posible que una cosa esté al mismo tiempo en acto y en potencia respecto a lo mismo, sino sólo respecto a cosas diversas, pues lo que es cálido en acto no puede ser al mismo tiempo cálido en potencia, sino frío en potencia. En consecuencia, es imposible que algo sea, bajo el mismo respecto, motor y movido, esto es, que se mueva a sí mismo. Por consiguiente, todo lo que se mueve se mueve por otro. Pero si aquello por lo que se mueve es también movido, es necesario que se mueva por otro, y éste por otro. Pero aquí no se puede proceder al infinito, porque entonces no habría un primer motor y, por consiguiente, tampoco ningún otro motor, puesto que los motores segundos no mueven sino en cuanto son movidos por el primero, como el báculo no se mueve más que siendo movido por la mano. Por tanto, es necesario llegar a un primer motor que no sea movido por nadie, y por éste todos entienden a Dios. A) Si en todas las vías interesa entender el punto de partida, quizá sea más necesario respecto a la primera. Aquí el hecho de que se parte es la experiencia del movimiento, el hecho del cambio. En el ámbito de lo corpóreo, la realidad del movimiento y del cambio es universal; es algo que se comprueba fácilmente en la experiencia. De ahí que Tomás de Aquino diga que es la vía más clara y manifiesta. Esta pone de manifiesto que en el mundo hay seres que se mueven. Este es el hecho de experiencia de que se parte; no del movimiento en cuanto tal (el fieri es ininteligible si no radica en el ser), sino del movimiento radicado en un sujeto, en un ente. Ahora bien, hay que tener presente que el movimiento de que aquí se habla es movimiento metafísico, o mejor, movimiento tomado metafísicamente. No se trata del movimiento físico, ni de ninguna manera entran a formar parte de la explicación de la vía las concepciones espacio-temporales del movimiento, que en su ámbito son más o menos acertadas para explicar el movimiento físico, pero poco o nada tienen que ver con el ser que se mueve. Por ello, no tiene sentido plantear la vía como históricamente con mucha frecuencia se ha hecho en función de que Santo Tomás partía del movimiento local, o que está ligado a la «cosmografía» de la época de Aristóteles o medieval, pues se trata de un hecho metafísico independiente de hipótesis científicas o del estado de la ciencia en un momento determinado. «Repitámoslo: la noción científica de movimiento no está aquí en juego. La existencia del movimiento es lo que cuenta; lo que la prueba requiere es una explicación de que el movimiento es, o existe. En resumen, investiga la causa; quiere explicar el por qué hay movimiento en el mundo». Por ello, Santo Tomás en el desarrollo de la prueba arguye en función de la definición metafísica de movimiento. Este es el paso de la potencia al acto, o como dice él: «acto del ente en potencia en cuanto está en potencia» o «acto del móvil en cuanto que es móvil». Recuérdese que se llama potencia a aquello que puede ser algo y no lo es todavía; y acto aquello que ya es. El acto y la potencia dividen al ente creado: todo ente finito está realmente compuesto de potencia y acto; interesa poner de manifiesto que el acto de suyo dice perfección; de por sí no implica limitación alguna. De ahí que deba considerarse que ser y ser acto es lo mismo; y el sujeto que se mueve está en acto porque es. B) Pero si el movimiento es explicado en función del paso del ser en potencia al ser en acto, la aplicación de la doctrina de la causalidad al movimiento es fácilmente explicada: todo lo que se mueve, se mueve por otro. «¿Cuál puede ser la causa de que un ser devenga progresivamente lo que puede llegar a ser, pero no es? Puesto que todavía no es lo que va a llegar a ser, el ser que cambia no puede ser la causa de su propio cambio. Decir que lo es, sería lo mismo que mantener que está dándose a sí mismo algo que no tiene. Consecuentemente, cada movimiento, o cambio, es causado por algo que ya es lo que el sujeto del movimiento está en vías de ser. Recurriendo a los términos técnicos ya definidos, diremos que nada puede ser llevado de potencia a acto, sino por algo que es en acto. Corolario inmediato de esta conclusión es que nada puede moverse a sí mismo. Cuando este imposible parece suceder, lo que realmente ocurre es que una parte de cierto ser mueve a otra parte... Empleando una vez más el mismo lenguaje técnico podemos decir que una misma cosa no puede estar en potencia y en acto en el mismo aspecto y al mismo tiempo. Nada es más evidente, pues ser ambas cosas, en acto y en potencia en el mismo aspecto sería tanto como ser y no ser en el mismo aspecto y al mismo tiempo» De modo contrario, se atenta contra el principio de no contradicción y de esa manera no se ofrece una adecuada explicación del movimiento, ya que ésta debe atenerse a la realidad y al principio de no contradicción. C) Todo lo que se mueve se mueve por otro, pero el tránsito al infinito no es posible, porque contemplando un ser que se mueve y dada la imposibilidad de que se mueva a sí mismo, es necesario que haya otro ser distinto de él que sea motor; ahora bien, si éste también se mueve, hay que seguir buscando la causa de ese movimiento. Pero no se puede llegar al infinito en una serie de cosas que sean a la vez motor y movidas (se entiende esencialmente subordinadas en el presente, como se ha visto en la introducción de las vías). ¿Qué sucedería si se supone un proceso al infinito en la serie de motores y móviles? En último término, conduciría a negar la existencia del movimiento, por cuanto «ningún movimiento actual puede tener razón de ser en una serie de motores movidos, puramente transmisores del movimiento en cuestión. Si todos los motores necesitasen ser movidos y no hay un primer motor que mueva sin ser movido, no podría existir ningún movimiento como acto del móvil. En consecuencia, debe existir un Primer Motor inmóvil, es decir que mueva sin ser movido por otro ni por sí mismo.
kenneth D. Boa y Robert M. Bowman Jr.
Libro ,20 evidencias convincentes de que Dios existe. LA EVIDENCIA DE LA EXISTENCIA. La pregunta más elemental: ¿Por qué hay algo en lugar de nada? Dios ... llama a ser lo que no existe. —PABLO (ROMANOS 4:17 NASB ) Comenzamos con un experimento mental, uno que quizás ya hayas probado en el pasado. Trata de imaginar que no hay nada, ni personas, ni planetas, ni estrellas, ni universo, ni ángeles, ni Dios, absolutamente nada. Dependiendo de tu temperamento y experiencia, imaginarte la nada absoluta puede ser muy difícil, quizás incluso doloroso. Obviamente, la nada absoluta no es el caso. Algo existe. Pero es igualmente obvio, al menos para la mayoría de las personas, que las cosas podrían haber sido muy diferentes. Por más difícil de imaginar, es posible que ni siquiera existiera. Si tus padres biológicos no se hubieran reunido donde lo hicieron, o si la concepción no hubiera tenido lugar cuando sucedió, no estarías aquí, y posiblemente no hubieras existido nunca. Si ese hubiera sido el caso, si hubiera habido una gran pérdida, la raza humana y el universo hubieran continuado sin ti. Aunque el pensamiento sea doloroso, podemos imaginar un mundo en el que nunca nacimos, como George Bailey en la caprichosa película de Frank Capra Es una vida maravillosa .De la misma manera, podemos imaginar un universo en el que el humano La raza no existía. Podemos sentir que el universo sería inmensamente más pobre sin nosotros, pero no parece haber una buena razón para pensar que el universo no podría vivir sin nuestra especie. Quizás la Tierra pudo haber sido poblada con la misma miríada de plantas y animales pero sin la humanidad. O quizás el universo podría haber existido como un lugar sin vida. En general, un universo sin vida parece un escenario alternativo aburrido, pero no uno que sea imposible o irracional. ¿Qué pasa con el universo mismo? Por supuesto, está aquí, ¿pero las cosas podrían haber sido diferentes? Esto es mucho más difícil de decidir a través de un simple experimento mental. Es probable que la mayoría de nosotros no tengamos problemas en imaginar que el universo podría haber sido un tipo de universo muy diferente; por ejemplo, uno en el que no existe una fuerza gravitatoria o en el que los educadores ganan millones de dólares mientras que los jugadores de baloncesto ganan el salario mínimo. Pero no estamos seguros si tales universos alternativos funcionarán. Lo que es realmente difícil de imaginar, al menos para algunos de nosotros, es que no existe un universo en absoluto. Puede ser fácil suponer que el universo simplemente es. Pero es eso correcto? Una de las preguntas más famosas en la historia de la humanidad es también una de las más básicas: ¿por qué hay algo en lugar de nada? Nuestro interés en esta cuestión no es académico. Queremos saber por qué existe el algo que nos incluye . La pregunta "¿Por qué hay algo en lugar de nada?" Es simplemente una versión más general y abarcadora de la pregunta "¿Por qué estamos aquí?" Hay tres respuestas básicas a esta pregunta. (1) Esta gran cosa que nos incluye siempre ha existido sin razón alguna; simplemente es. (2) Este gran algo que nos incluye es un gran Yo espiritual; Todos somos Dios o parte de Dios. (3) Esta gran cosa que nos incluye fue traída a la existencia por Alguien cuya existencia se explica a sí misma, a saber, Dios. ¿Cuál de estas respuestas es correcta? ATEÍSMO: NINGÚN DIOS EN ABSOLUTO Comenzamos con la respuesta menos popular, aunque altamente influyente: que el gran algo que nos incluye siempre ha existido sin ninguna razón. Desde este punto de vista, preguntar por qué hay algo en lugar de nada es realmente hacer una pregunta sin sentido. ¿Por qué existe el Universo? ¡Simplemente lo hace! El COSMOS es todo lo que hay, todo lo que hubo y todo lo que habrá. —CARL SAGAN El nombre técnico para esta respuesta es ateísmo. El ateísmo es una de varias creencias integrales acerca de la realidad que se llaman cosmovisiones. Una visión del mundo es exactamente lo que parece, una visión del mundo en su conjunto. Todo el mundo tiene una cosmovisión, se den cuenta o no. Bueno, casi todos. Cualquiera que pueda pensar en el mundo como un todo puede tener y tiene algún tipo de visión del mundo, incluso si no está muy bien desarrollado. Presumiblemente, los bebés de una semana de edad no tienen una cosmovisión; y por lo que sabemos, los perros y los gatos no tienen una visión del mundo. Pero si puedes leer este libro, es una apuesta segura que tienes una visión del mundo. La pregunta es si su visión del mundo se ajusta al mundo en el que todos vivimos. Lo más práctico e importante sobre un hombre sigue siendo su visión del universo. —G.K. CHESTERTON. Visto de una manera, el ateísmo es la cosmovisión más simple. El ateísmo dice que el mundo existe y nada más: el final de la discusión. Ningún Dios de ningún tipo hizo el mundo o vive en o por medio del mundo. Lo que ves, es lo que tienes. Sin duda, para algunas personas, esta forma de ver el "panorama general" parece sencilla e incluso obvia. Se preguntan, ¿por qué incluso introducir a Dios en la imagen? Si, de hecho, el mundo se explica por sí mismo, si su presencia aquí y su ser lo que es pueden explicarse mejor sin recurrir a ningún divino.Poder o ser, entonces los ateos tendrían u punto. Sin embargo, hay ciertas características del mundo que hacen que sea difícil ver el mundo como algo que se explica por sí mismo. Mencionaremos cuatro de estos brevemente. Si el ateísmo es correcto, el hombre está solo. No hay Dios que piense por él, que lo cuide, que le garantice su felicidad. Estas son responsabilidad exclusiva del hombre. —GEORGE H. SMITH. En primer lugar, el mundo no siempre ha existido. La evidencia científica ahora ha convencido a la gran mayoría de los científicos de investigación que estudian la cuestión de que l universo no siempre ha existido, que tuvo un comienzo y ha existido durante un tiempo finito. Muchos científicos han llegado a esta conclusión a regañadientes; se dan cuenta de que si el universo tuvo un comienzo, una inferencia razonable y quizás inevitable es que tiene un Principiante. En segundo lugar, el mundo parece haber sido "arreglado" para hacer posible la vida. Durante los últimos cuarenta años, más o menos, los científicos han descubierto numerosos factores en la estructura y la naturaleza del universo, del sistema solar y de la Tierra, que son exactamente lo que necesitan para que exista la vida biológica. Muchos de estos factores tienen un rango muy estrecho dentro del cual incluso la vida sería posible. En resumen, parece muy improbable que el universo haya sido casual por casualidad de ser hospitalario para la vida; Parece más probable que el universo haya sido diseñado como un hogar para la vida biológica. Tercero, la vida biológica en sí misma lleva las marcas del diseño inteligente. El orden complejo de la vida es de tal clase que parece muy improbable que se haya originado sin ninguna intención intencional que guíe su origen. El problema se agrava cuando se considera la naturaleza de los seres humanos. Cuarto, el mundo es un lugar en el que algunas cosas son correctas o buenas y otras no. Es decir, hay un orden moral para el mundo. Es difícil, si no imposible, explicar por qué esto es así si se asume una visión ateo y materialista del mundo. Tendremos más que decir sobre estos aspectos del mundo en el próximo Varios capítulos. Nuestro punto aquí es este: una cosmovisión debe ser capaz de explicar todos estos aspectos o características de la existencia. El problema no es simplemente que haya algo en lugar de nada; el problema es que lo que existe no parece explicarse por sí mismo. PANTEÍSMO: DIOS ES TODO Todos somos parte de Dios. Todos somos reflexiones individualizadas de la fuente de Dios. Dios es nosotros, y nosotros somos Dios. -SHIRLEY MACLAINE. Consideremos una segunda respuesta popular a la pregunta de por qué hay algo en lugar de nada. Esta respuesta concuerda con el ateísmo de que el gran algo que nos incluye solo existe sin ninguna razón fuera de sí mismo. Sin embargo, no está de acuerdo con el supuesto ateo de que el mundo es, en última instancia, el universo material y físico que podemos ver y sentir. En cambio, esta segunda respuesta dice que la existencia del mundo se explica por sí misma porque, en última instancia, el mundo es una manifestación o expresión de Espíritu, Mente o Poder infinitos. En otras palabras, de acuerdo con esta respuesta, el mundo en cierto sentido debe identificarse como o con Dios. El nombre técnico de esta cosmovisión es panteísmo (es decir, la creencia de que todo es Dios). El panteísmo viene en una amplia variedad de sabores; Consideraremos los tres tipos más representativos de panteísmm o.egún una forma popular de panteísmo, solo Dios existe y todo lo que pensamos que vemos, sentimos o experimentamos (incluida nuestra propia identidad personal) es una ilusión. En nuestra opinión, una objeción perfectamente sensible y clara a esta forma de panteísmo es responder: "¡Qué gracioso, no me siento como una ilusión!" Nuestra conciencia de nuestras propias identidades concretas y personales es simplemente demasiado fuerte para la mayoría de nosotros incluso para entretener la noción de que no existimos. Incluso si pudiéramos considerar la idea, cualquiera que lo hiciera, inevitablemente participaría en una especie de debate interno.sobre si él o ella podría ser una mera ilusión: plantear la pregunta, si la persona que lucha con la pregunta no existe, ¿quién o qué está debatiendo la pregunta? Una segunda forma de panteísmo resuelve el problema que acabamos de considerar, pero al hacerlo crea un problema aún mayor. Según esta segunda variedad de panteísmo, solo Dios existe, por lo tanto, todos somos Dios. La objeción obvia a esta forma de panteísmo es responder: "¡Qué gracioso, no recuerdo ser Dios!" Si fuéramos Dios, ¿no lo sabríamos todos? Si nuestras mentes son parte de Dios, y Dios es necesariamente perfecto, es necesariamente el caso de que los errores son imposibles. Pero nosotros cometemos errores. —FRANCIS J. BECKWITH La tercera forma de panteísmo abandona la afirmación panteísta estricta de que solo Dios existe. Sostiene que Dios y el mundo son aspectos distintos de la totalidad de toda la realidad. Esta idea es tan diferente de las otras formas de panteísmo que tiene su propio nombre: panentismo . El en en medio de la palabra significa "en", por lo que la palabra significa la creencia de que Dios está en todo. (Podría decirse que, entonces, el panentismo no es realmente una forma de panteísmo, sino una cosmovisión diferente). Una ilustración popular utilizada para explicar el panteísmo compara a Dios con el alma humana y el mundo con el cuerpo humano. Se piensa en Dios como el alma del mundo: la fuerza o poder vital que energiza el universo, hace posible el origen y el sustento de la vida y nos da nuestro orden moral. El panentismo tiene mucho más a su favor, intelectualmente hablando, que las dos formas de panteísmo estricto que consideramos. No se pone a sí mismo en la posición incómoda de tener que decir que todos somos Dios pero que olvidamos o que realmente no existimos. Además, a diferencia del ateísmo, reconoce que el mundo tiene características que son difíciles de explicar sobre la base de las fuerzas físicas inherentes a la materia. No en vano, una buena.Varios filósofos y pensadores religiosos se han movido hacia una cosmovisión panentéica. La dificultad principal con el panentismo se puede ilustrar simplemente usando la metáfora propia de los panentheists de que la relación de Dios con el mundo es similar a la del alma con el cuerpo. En un ser humano, el alma y el cuerpo son mutuamente dependientes unos de otros; ninguno está completo sin el otro. (Uno puede existir sin el otro, pero tal estado de cosas no es normal ni saludable. De hecho, ¡se llama muerte! ) La pregunta obvia es si Dios depende del mundo de la misma manera que el alma Depende del cuerpo. ¿Necesita Dios el mundo para vivir o para estar completo y completo? A medida que discutamos evidencias más específicas de la existencia de Dios, veremos que esta evidencia no se explica mejor utilizando la cosmovisión panentheist. La mejor explicación es la existencia de un Dios de quien el mundo depende totalmente pero que es autosuficiente y no depende del mundo para su vida o integridad. Esto nos lleva a la tercera explicación principal de nuestra existencia. TEÍSMO: DIOS HIZO TODO Por increíble que parezca, la respuesta más plausible a la pregunta de por qué algo existe en lugar de nada es que Dios existe. —WILLIAM LANE CRAIG La respuesta tradicional a la pregunta "¿Por qué hay algo en lugar de nada?" Que se ofrece en las religiones del judaísmo, el islamismo y el cristianismo es que Dios hizo algo que no era él mismo. Esta cosmovisión se llama monoteísmo (que significa la creencia en un solo Dios) o, más simplemente, teísmo . Según el teísmo, toda la existencia se divide en dos categorías: Dios y todo lo demás. La existencia de dios se explica por sí mismo, ya que Dios es eterno, sin principio ni causa de ningún tipo. Este Dios eligió traer a la existencia todo lo demás. Dios creó el universo del espacio-tiempo y todo lo que hay en él.Podemos discutir si el acto de un Dios creador es la única explicación lógicamente posible para nuestro estar aquí, pero es difícil negar que esta es una explicación simple y razonable. Como ya hemos sugerido y lo explicaremos en mayor profundidad en breve, este mundo tiene características que indican claramente que el mundo no se explica por sí mismo. ¿Por qué hay algo, algo que nos incluye, en lugar de nada? La respuesta del teísta es qu alguien que siempre ha existido, cuya existencia no depende en absoluto de nadie ni de nada, trajo todo lo demás a la existencia. Este Alguien es comúnmente llamado Dios. Debemos señalar que el teísmo no se originó como una respuesta inteligente a la pregunta de por qué algo, en lugar de nada, existe. Los cristianos no afirman haber pensado profundamente en el problema de la existencia por nuestra cuenta y luego un día dijeron: “¡Hey! ¡Apuesto a que Dios hizo todo esto! ”Nuestro informe es el siguiente: Dios se presentó a sí mismo en la imagen al revelarse a sí mismo a través de los patriarcas, profetas y apóstoles de la Biblia, y especialmente en Jesús. Si quieres, Dios ha venido a nosotros y nos dijo: “¡Oye! ¿Ves todo esto? ¡Lo hice! ”. Pero luego de haber escuchado este mensaje, lo hemos pensado y nos hemos dado cuenta de que la existencia de Dios es la mejor explicación para la nuestra. Sigue pasando extraño que exista algo en absoluto. Pero si tiene que existir algo, es mucho más probable que sea algo con la simplicidad de Dios que algo como el universo con todas sus características que claman por una explicación sin que Dios lo explique. —RICHARD SWINBURNE PARA MAYOR LECTURA Geisler, Norman L. y William D. Watkins. Worlds Apart: Un manual sobre visiones del mundo . 2ª ed. Grand Rapids: Baker, 1989. Una introducción fácil de seguir a las principales visiones del mundo, destacando tanto las fortalezas como las debilidades de cada uno. Señor, James W. The Universe Next Door: un catálogo básico de cosmovisión . 3ª ed. Downers Grove, Ill .: InterVarsity, 1997. Un tratamiento popular de las visiones del mundo, escrito especialmente para los estudiantes universitarios en mente, pero de mayor atractivo. |
AUTORJADER JOSE IBARRA Archives
September 2019
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