La tercera vía parte de la generación y corrupción, y llega a Dios como Ser Necesario por sí mismo. Aunque con diversos criterios, a veces encontrados, muchos filósofos a lo largo de la historia han considerado esta demostración como la mejor, hasta el punto de que algunas otras, como la segunda y la cuarta, alanzarían pleno valor a la luz de ésta; ha ocurrido así porque se la consideraba como la más universal en el punto de partida. Sin embargo, esa pretendida universalidad se fundamentaba en un equivocado concepto de contingencia, como veremos; lo cual, por supuesto, no quiere decir que pruebe menos, sino únicamente que no es la vía metafísica por excelencia ni la más propia según la metafísica de Santo Tomás. En la Summa Toheologiae es enunciada de esta manera: «la tercera vía parte del ente posible y necesario, y puede formularse así...
Encontramos en el mundo algunas cosas que son posibles de ser y no ser. Ahora bien, es imposible que los seres de tal condición sean siempre, puesto que lo que es posible de no ser,alguna vez no es. Si, pues, todas las cosas son posibles de no ser, alguna vez no existió nada; pero si esto es verdad, tampoco existiría nada ahora, porque lo que no es no empieza a ser sino por algo que es. Luego si nada existía es imposible que algo comenzara a ser, y de este modo no existiría nada, lo cual es evidentemente falso. Luego no todos los entes son posibles, sino que debe existir alguno que sea necesario. Pero todo ente necesario o tiene causa de su necesidad en otro o no la tiene. No es posible proceder al infinito en los seres necesarios que tenen causa de su necesidad, como tampoco lo es en las causas eficientes. En consecuencia, necesariamente debe existir algo que sea necesario por sí mismo, que no tenga la causa de su necesidad fuera de sí sino que sea causa de la necesidad de los demás, al cual todos llaman Dios» A) Si en todas las vías es fundamental entender bien el punto partida en la tercera es imprescindible, ya que una equivocada noción de lo posible y necesario conduce a una distorsión del pensamiento de Santo Tomás, y ya no sólo con referencia a la intelección de esta vía, sino que alcanza puntos neurálgicos de su metafísica del ser. Afirma Santo Tomás que la tercera vía se toma de lo posible y necesario (ex possibile et necessario) Posible no se emplea aquí en el sentido de lo que no es, pero puede ser, es decir, como el objeto propio de una determinada potencia activa, sino en el sentido de lo que puede ser y no ser. A este último se le denomina contingente. Necesario, en cambio, es lo que no puede ser de otro modo, o mejor, lo que no puede no ser. De ahí que para Santo Tomás «algo es contingente en razón de la materia, pues contingente es lo que puede ser y no ser, y la potencia corresponde a la materia. La necesidad sigue a la razón de forma, pues las cosas que se siguen de la forma inhieren con necesidad» En consecuencia, sólo son contingentes, posibles de ser y no ser, los entes materiales. Los seres espirituales son necesarios, aunque es claro que no son necesarios por sí mismos, sino que la causa de su necesidad la tienen por otro. Quiere decirse que todos los entes finitos son no necesarios por sí mismos, pero en diversos grados: no es lo mismo un ángel que una piedra. Por el contrario, quienes consideran la contingencia en el sentido de posibilidad de ser afirman el mismo grado de no necesidad para todos los entes que no son Dios; ello es consecuencia, de un modo u otro, de la reducción del ser a la esencia, de no entender la esencia como potencia de ser y el esse como principio intrínseco del ente que le hace real. Pero el contingentismo absoluto de todo lo que no sea el propio Dios es algo que de ninguna manera tiene fundamento en la metafísica de Tomas de Aquino. Esto es así porque el acto únicamente se limita por la potencia correspondiente, y como en los entes el esse es acto, se determinará por su potencia, que es la esencia. Pero existen esencias que una vez actualizadas no pueden dejar de ser, son necesarias y no contingentes, ya que no son corruptibles (así el ángel el alma humana). De ahí que no pueda considerarse a esta vía como la más universal en el punto de partida, porque el hecho de experiencia está limitado por Santo Tomas a los entes posibles de ser y no ser, «ya que vemos algunas cosas que se generan y se corrompen», es decir, los entes contingentes, los entes materiales. Las cosas que se generan y se corrompen son patentes en la experiencia. El hecho de la generación y corrupción de algunos entes nos lleva a considerarlos como posibles de ser y no ser. Las cosas que se engendran, que comienzan a ser en un momento determinado, y que en otro momento determinado se corrompen, dejan de ser, son limitadas en la duración, pues o no han sido siempre (las que en un momento determinado empiezan a ser por generación) o no son siempre (las que se corrompen en un momento determinado). Esos entes que se generan y se corrompen son, en consecuencia, posibles de ser y no ser, o sea, contingentes. B) Pero si todas las cosas ouesen possibilia esse et non esse no existiría nada; por tanto hay cosas necesarias, cosas que no son possibilia non esse. Esto resulta fácil probarlo. Algunas cosas que se generan o se corrompen es imposible que existan siempre. De la misma noción de generación y corrupción se desprende que los entes que se generan, antes no existan, y los que se corrompen no existen después de corromperse. Pero si todas las cosas que vemos son posibles de no ser, contingentes , habría existido un tempo en que no habría habido nada; «pero si esto es verdad, tampoco ahora existiría nada, porque lo que no es no empieza a ser sino por algo que es». La nada en cuanto tal no puede ser principio de algo. Ahora bien, que no existe nada ahora es a todas luces falso. Eon consecuencia, no todos los entes son contingentes sino que tiene que haber algunas cosas necesarias. C) Esa necesidad o es per se o es ab alio. Todo ser necesario o tiene la causa de su necesidad en sí mismo, o por otro. Una serie infinita de entes necesarios ab alio –que reciben de otro su necesidad– necesarios por participación, no tendría fundamento. Y ello por idénticas razones vistas al estudiar las causas eficientes en la segunda vía. D) Se llega por tanto a la existencia de un primer Ente necesario por sí mismo, que no puede tener la necesidad recibida, sino que es absolutamente necesario. El ser necesario por sí mismo es aquel que no tiene el ser recibido por otro, sino que es su mismo ser, el ser mismo subsistente: Dios. 1. Es evidente, y nos consta por nuestra experiencia directa del mundo, que existen seres contingentes, es decir, seres que dependen de otros para existir. 2. Ahora bien, como acabamos de decir, un ser contingente depende de otro para existir Entonces, si hallamos que existe un ser contingente es necesario inferir que existe otro ser del cual depende este. 3. Pero si asumimos que todos los seres son contingentes tendremos que este primero dependerá de un segundo, que será contingente, de modo que dependerá de un tercero, también contingente, y así sucesivamente. Mas no se puede seguir así indefinidamente porque de ser ese el caso no podría existir ningún ser puesto que una cadena infinita de dependencia ontológica es absurda. Por consiguiente, es necesario postular la existencia de un Ser Subsistente, es decir, de un ser que no dependa de ningún otro para existir sino tenga plenamente en Si mismo todo el fundamento del ser. 4. Este Ser Subsistente que no depende de ningún otro para existir y que se constituye como el fundamento de la existencia de todos los demás seres es Dios 5. Luego, Dios existe. REFERENCIAS.
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AUTORJADER JOSE IBARRA Archives
September 2019
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